10 Días en silencio Parte II

Retomamos el relato…

Día Cuatro

El día de la verdad, el día que comienza oficialmente la práctica de Vipassana. Hasta este momento había sido tan solo una previa, un pre-calentamiento.

Ese día el horario se alteró un poco, a las 14:00 horas Goenka nos guió en la práctica. Antes que nada, habían tres cosas a cumplir en cada uno de las meditaciones grupales a partir de ese momento (tres por día):

1. Mantener los ojos cerrados durante toda la hora – Cualquier estímulo visual es una distracción.

2. Mantener la espalda y el cuello derechos – Seguramente hay alguna explicación relacionada con los nervios en la columna o algo así.

3. Mantener la misma postura durante toda la hora – Para poder obtener una mente quieta primero hay que obtener el cuerpo quieto.

Nuevamente las instrucciones eran muy simples, sentir las sensaciones en el cuerpo. Recorrer el cuerpo de cabeza a pie, sintiendo cada parte y las sensaciones que puedan surgir, sin darle más o menos importancia a cualquiera de ellas, sean placenteras o dolorosas. Solo observar.

Uno de los temas de debate sobre el budismo es que dice que todo ser humano ha nacido en esta vida para sufrir y vivir en miseria:

Sensación de placer –> anhelo por tener más de esa sensación de placer –> frustración al no tener esa sensación de placer que se desea –> sufrimiento/miseria

Sensación de dolor o malestar –> rechazo a seguir teniendo esa sensación de dolor o malestar –> frustración porque esa sensación de malestar no se va –> sufrimiento/miseria

Tanto las sensaciones de placer o de dolor generan miseria debido a las reacciones de anhelo o rechazo. El propósito de Vipassana es dejar de generar estas reacciones, denominadas SANKARAS. Los sankaras son energías negativas que se van acumulando en el cuerpo y eventualmente pueden manifestarse en enfermedades, agresión, mal humor, etc. Teniendo en cuenta que la energía no se crea ni se destruye y solo se transforma, se puede decir que los sankaras no desaparecen al morir y siguen existiendo a través de la reencarnación en otro ser (Siempre me he considerado sabia para mi edad, atribuyendo esa cualidad a haber vivido muchas vidas pasadas… antes lo decía en joda, pero ahora me gusta creerlo de verdad). La única forma de eliminar los sankaras es de la misma forma que se elimina la grasa del cuerpo. Primero hay que dejar de consumirlas y luego el cuerpo empieza a quemar las grasas que ya están en el cuerpo hasta que no quedan más.

¿Qué quiere decir esto llevado a la práctica?

Si logras controlar las reacciones inconscientes de tu cuerpo te va a resultar mucho más fácil y natural poder controlar las reacciones conscientes de tu mente. No importa qué experimente tu cuerpo físico durante esta ardua meditación, tu mente debe siempre mantenerse equilibrada y ecuánime. Es decir, se te parte de dolor la espalda? Perfecto! Siéntelo y vívelo, pero no generes un rechazo hacia ese dolor o incomodidad. Déjalo ser, acéptalo y sigue sintiendo las otras sensaciones que están sucediendo. Por otro lado puede pasar que sientas un flujo libre de energía/vibraciones que recorre todo tu cuerpo. Se siente genial! Pero pasan unos segundos, se va esa sensación linda y vuelve el dolor intenso. La clave está en dejar que suceda, no anheles ni busques esa sensación de unidad y placer. Ese dolor o placer que percibas es un sankara que está sacando tu cuerpo del stock de sankaras acumulados. La forma de “quemarlo” es no reaccionando.

El fundamento de esto es la ley de impermanencia, o ANICHYA (algo así, en el idioma antiguo de los budistas). Todo cambia, todo el tiempo, en todos los seres, en todas partes. Las sensaciones y las vibraciones en el cuerpo son parte de ese todo. Ningún dolor ni alegría dura para siempre. Pueden durar por mucho tiempo, pero no para siempre.

Volviendo a mi relato, la meditación ese cuarto día fue terrible! Goenka explica Vipassana en su voz pacífica y calmada, y al principio está todo bien; pero de a poco se va complicando la cosa y uno empieza a sentir incomodidades extremas. Aunque mi foco de atención estaba sintiendo un mechón de pelo que me caía sobre la nariz, era consciente de que en otra área estaba pasando algo mucho más fuerte e intenso que el cosquilleo que sentía en el rostro.  Gradualmente empieza a intensificarse un doler en la espalda y el cuello. Un dolor muy agudo, como si hubiese estado tres días seguidos curvada frente a una laptop. Eventualmente, se pasa ese dolor y arranca otro aún más fuerte en las piernas. Siento un hormigueo. Siento que se duermen. Siento sangre acumulada que está apunto de reventarse a través de la piel (como una valija llena al 150% y se hincha por todos lados y parece que en cualquier momento estalla). Siento un hilo tirante entre cada pie y su rodilla. Siento calambres. Siento dolor y mucho malestar. No pude con mi ser y al cabo de casi una hora (creo) moví un poquito las piernas.

AHHHH!!!!! Que error! De repente me envolvió un espasmo angustiante por toda la parte inferior del cuerpo. Como cuando se te duerme un pie y al moverlo sientes pulsos eléctricos que te dificultan el movimiento, pero multiplicado. La sangre vuelve a circular, y eso hace algún efecto raro en el sistema nervioso y se siente espantoso. Tienes ganas de emitir algún sonido a modo de exteriorizar ese dolor, pero estás en una sala con doscientas personas meditando; a bancársela. Por supuesto que a esta altura, cualquier poco equilibrio mental que había conseguido se desapareció por completo y lo único que quería era que se pase el momento. Finalmente termina la sesión. Y, cómo se cumple la ley de impermanencia! En un momento se me parte de dolor el cuerpo y veinte minutos después estoy caminando en el patio, apreciando las mariposas, como si nada hubiese pasado…

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Camino a mi habitación

Día Cinco en Adelante

Finalmente algo en mí hizo click. Este día iba a laburar bien. Ya había desperdiciado casi cuatro días envolviéndome en pensamientos pelotudos, y era hora de ponerme las pilas y arrancar. En la primera meditación grupal logré quedarme en la misma posición toda la hora, y después no volví a moverme en esas grupales.

Ese día tuve creo que una de las mejores meditaciones de todo el curso, en la cual llegué a un punto muy hermoso. ¿Qué se siente meditar? No te lo sabría decir con certeza…pero en esa ocasión fue genial. Logré pasar ese punto de dolor extremo en las piernas del día anterior. Lo volví a sentir pero esta vez me quedé quieta y no dejé que me interrumpa. No sé cuanto tiempo pasó y en un momento sentí mi cuerpo como una bola de átomos que vibran, una masa de materia, una masa de energía. Sin comprender la ecuación de Einstein, la estaba viviendo… (es increíble como todos los caminos, sean religiosos, científicos, artísticos o lo que fuere llegan a lo mismo) Por unos breves instantes los dolores intensos se habían disuelto y se mezclaban con las sensaciones más sutiles. No podía diferenciar el límite entre mis dedos, o entre mi mano y mi pierna, o entre mi pierna y el suelo… era todo una unidad. No sabía si pasaban segundos o minutos. Por momentos sentía que la distancia entre mis pies y mi cabeza era infinita y por momentos sentía que estaban al lado entre sí. Literalmente se rompen las barreras del tiempo y el espacio, todo dentro de los límites de tu propio cuerpo!

Por supuesto todo esto duró lo que asumo fueron instantes, pronto volvieron los dolores intensos recurrentes. No volví a tener esa experiencia tan lúcida, pero si fue mejorando mi concentración a lo largo de los días, tratando de aprovechar el tiempo que de a poco se iba terminando.

El día nueve recuerdo haber sentido mucho dolor durante las meditaciones, solo que ahora lo aceptaba mejor, y hasta disfrutaba cuando llegaba el momento de enfocar la atención en esas áreas. Primero el dolor era general, en toda la espalda, pero de a poco lo iba centralizando, encontrando el punto donde nacía ese dolor, y concentraba toda la atención en ese punto. Luego, la sensación ahí se disolvía y el punto de dolor se movía a otro lado, tal vez a un cm, o tal vez a diez. Y así sucesivamente hasta que recorría toda la espalda y era momento de seguir.

Me he hecho un par de masajes y las masajistas me han comentado que después de cada sesión tenían que salir al aire libre, andar descalzas, moverse un poco, o hacer algo para liberar toda esa tensión que habían recibido. Y claro, ahora tenía mucho sentido, según las enseñanzas de Vipassana! Una masajista te quita tus tensiones, tus sankaras, pero para sacártelos los adquiera ella. En este caso me estaba masajeando yo misma. En vez de  ser con las manos ajenas lo hacía con mi propia mente. Y en vez de transferir esa tensión, la estaba disolviendo.

Posteriormente hablé con un par de personas para quienes este curso era su quinto o sexto. La pregunta natural fue, ¿es más fácil? Y la respuesta no tan natural fue que no. Que todo lo contrario, cada curso era más difícil que el anterior. Cada vez salen sankaras más profundos, más intensos, más impactantes.

Había quienes me dijeron que junto con el dolor físico le surgían de la nada recuerdos de momentos o instantes en  los cuales fueron hijas de puta con alguien, o se portaron mal, etc. Repito, tal vez sea pésima meditadora…a mí no me surgían memorias del estilo…o memorias en general (si me encontraba pensando..pero no en recuerdos). Agradezco mucho a la vida porque la mía ha sido absolutamente increíble hasta ahora. Nunca viví algún trauma significativo, nunca sufrí enfermedades, nunca me faltó nada, nunca alguien me hirió de verdad, nunca me encontré en una situación donde tenía que cagar a otro para salir adelante, nunca tuve que prohibirme comidas, y nunca me faltó amor ni cariño. Ojo…no quiere decir que mi vida sea perfectita y yo sea una santa, eso sería ridículo. Simplemente que la mayoría de las cosas/vivencias hasta ahora no me pesan, al menos conscientemente, ni me generan culpa.

Me sentí muy identificada con las enseñanzas del curso. Fue poner en claro las ideas que vengo formando, en palabras más lindas y organizadas. Seguramente te pasaría lo mismo a ti…nada de lo que dice Goenka es nuevo. Todo lo que dice ya lo hemos leído, o visto en películas, o escuchado en canciones. Es tan solo una manera de darle estructura a todo esa información que constantemente nos llega y relacionarla con una práctica que estás haciendo.

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La vista de la terraza afuera de mi cuarto.

Día Diez

Cuanto amor!!! Creo que nunca en mi vida sentí tanto amor puro, tanta felicidad, tanta buena onda, tanta energía como en el momento que se terminó el “silencio noble” y podía mirar a las chicas a los ojos. Si mal no recuerdo a las diez de la mañana Goenka nos enseñó meditación Metta, la cual se hace para vibrar positivamente y emanar ondas positivas hacia el universo, deseándole amor, compasión y armonía a todos, incluyendo a aquellos que te han hecho el mal. En realidad no tienes que hacer nada, Goenka hace sus cantos raros y sorprendentemente tus partículas entran a vibrar a una frecuencia muy placentera 😀 (puede que sea todo psicológico y en realidad la felicidad surja de que al fin se terminó el curso…) Sin más, Goenka nos liberó, diciendo que por las próximas horas podíamos comunicarnos entre nosotras, ir a buscar nuestras pertenencias y demás, pero todo sin tocarnos. Por la tarde tendríamos un par de meditaciones más y el último discurso. Al día siguiente tendríamos la onceava meditación matutina y ahí ya eramos libres para irnos.

Te revelo algo…Goenka falleció hace una año y medio y nuestro contacto con él fue meramente a través de reproducciones de audio y video de hace veinte años. Aún así lo amo a ese señor y para mí fue como que su esencia me acompañó durante todo el curso. Era un humano claramente excepcional. En su juventud era un empresario muy prominente y conocido en Bhurma, su país natal, de una familia adinerada y bien contactada. Eventualmente la vida lo llevó en un camino espiritual; comenzó como un intento para acabar con sus migrañas y terminó en la distribución mundial de la práctica antigua de Vipassana; incluso hay dos centros en Argentina, Buenos Aires y Córdoba. Sus discursos eran impecables, tanto en inglés como en hindi, llenos de gracia y compasión. Nos cagábamos de risa y en pocos días llegamos a querer a una persona que ya no habita este plano físico. El día diez, al liberarnos del silencio noble nos enfilaron afuera de la pagoda (un domo dorado parecido al de la foto del artículo) para pasar de a una a ver la celda donde meditó por años Guruji Goenka.

Me sucedieron dos cosas.

1) Estaba al final de la fila y mientras esperaba para entrar veo que sale Kala, la chica india que conocí en el tren yendo a Igatpuri, del templo pagoda. Kala me buscaba; cuando finalmente se cruzaron nuestras miradas fue una ola de alegría incomparable! Sonrisa de oreja a oreja por parte de las dos y los brazos en el aire saludándonos a la distancia. 😀 😀 Es absolutamente alucinante sentir algo así por alguien con quien compartiste en concreto tan solo momentos de conversación.

2) Las celdas dentro de la pagoda están organizadas formando circunferencias alrededor del centro del domo. Las celdas son pequeños cubículos de cuatro paredes, entre dos y tres metros cuadrados de superficie, con una pequeña luz blanca muy tenue. En lo personal me emocioné muchísimo al pasar por la celda de Goenka. Lo único que ves es la puerta de madera con un pequeño espacio adentro y un almohadón como los que usábamos nosotras en el Dhamma Hall. Una persona que ha hecho tanto por el mundo y por otros (para que te des una idea, cambió las leyes para poder dictar el curso de meditación en una prisión) pasó miles de horas en ese cubículo. Una persona verdaderamente grande y ahí ante mis ojos se encontraba la prueba de su magnífica humildad. De por sí soy muy sensible, pero ese momento fue uno de dos en los cuales realmente sentí una energía espiritual; que sentí esa riqueza espiritual que tanto se le atribuye a India. Al lado de la celda estaba, para indicarnos por donde ir, la señora del saree blanco que nos organizaba en el comedor. La miré a los ojos por primera vez y sentí tanta apreciación hacia esa mujer, cuyo ni nombre sabía, y tantas ganas de abrazarla fuerte. La única señal de esa gratitud fue juntar las palmas frente al pecho, agachar la cabeza y murmurar “Namasté.” En ese instante se me llenaron los ojos de lágrimas y de repente comprendí que en realidad no hacía falta abrazarla, las dos sabíamos que mi gratitud era sincera y no hacía falta siquiera decirlo.

El resto del día fue increíble. Conocí a las chicas que durante el curso se sentaban a mi alrededor y fue lindo poder compartir experiencias. Darnos cuentas que a todas nos pasaban cosas muy distintas, por que claro, cada una tiene un mundo muy diferente en su cabeza.. pero que a su vez todas vivimos cosas muy parecidas. Todas (cuando digo todas me refiero a la mayoría, por supuesto) nos quisimos reír del canto de Goenka el primer día, todas nos aprendimos los zapatos de las que nos rodeaban y tomábamos nota de quien estaba adentro de acuerdo a los zapatos que quedaban afuera, todas estábamos cansadas del arroz y lenteja, todas nos poníamos contenta cuando servían el arroz inflado con maní en vez de arvejas, todas nos sentíamos mal de chocarnos con alguien y no poder pedir disculpas, todas sentimos mucho dolor y desesperación, a todas nos costaron los primeros días de concentración, todas medíamos el horario del amanecer y atardecer con el canto de los cuervos, y todas pensábamos que una de las chicas era caracúlica/mala onda y nos llevamos una gran sorpresa al saber que era un cago de risa (de hecho una de las pocas personas indias que conocí en todo el tiempo que estuve ahí que conocía de Argentina, Buenos Aire y algunas de nuestras costumbres). A la noche incluso nos quedamos hablando hasta la madrugada en la terraza de nuestras habitaciones, en el valle de un pequeño cerro, bajo una noche totalmente estrellada, con una brisa refrescante, hablando de la vida, del problema de los países, las posibilidades de los jóvenes, las oportunidades de mejora, las trabas sociales y tanto más. Fue un día tan hermoso y enriquecedor!

No encuentro la palabra, así que la voy a inventar: humildante – adj. cuando alguna actividad, cosa, sujeto ejerce sobre alguien el sentimiento puro de humildad, eliminando el ego y en ocasiones la identidad. Uff, como me cuesta escribir definiciones, espero que se entienda…

Si…es humildante la experiencia. Ver a las personas como masas físicas llenas de interacciones cósmicas que suceden a nivel molecular, iguales a vos; dejando de verlas por sus características físicas o como consecuencias de sus experiencias. Suena cliché pero realmente te sientes uno con el universo, uno con el todo, parte de una energía hermosa que trasciende la identidad.

Era una onda expansiva de buenas energías, sonrisas, y felicidad en todo el predio. El idioma no me alcanza para describir el éxtasis que se siente. Hasta la palabra amor queda chica para lo que sientes por el mundo.

Realmente no sé qué más decir. Espero que a través de estas palabras haya logrado compartir esta increíble experiencia contigo, y espero haberte dado un poco de curiosidad y que algún día busques diez días libres para darle una oportunidad a algo así.

Sigo meditando? Lamentablemente debo admitir que no…no sigo meditando. Muy de vez en cuando tengo la disciplina para hacerlo. Aún estoy batallando con mi mente y mi ego pero sé que de alguna forma u otra quiero seguir el camino espiritual. Ya han pasado varios meses y cada vez estoy más convencida que Mr. Goenka predicaba un par de verdades.

Besotes gigantenormes!

Los dejo con el video del discurso del día uno, solo lo encontré en inglés.

10 Días en Silencio Parte I

Te invito a acompañarme en un viaje corto de dos minutos. Por si estas libre, sea en tu casa, en el micro, esperando el colectivo, aburrido en el trabajo, o donde sea (preferiblemente un momento en el que predomine el silencio).

Las instrucciones para emprender en esta aventura son muy sencillas. Cierra los ojos (todavía no lo hagas, te recomiendo que primero termines de leer las instrucciones). Al cerrar los ojos tu universo se reduce a los límites de tu propio cuerpo y de tu propia mente. Ahora, hay muchas cosas que puedes pensar o sentir o en las cuales enfocar tu atención. Puedes pensar en el rico desayuno que tuviste esa mañana, o el mail que tienes que mandar en el laburo, o que te gustaría ir a una clase de salsa por la tarde, o que estas enojad@ con tu pareja porque no te respondió un mensaje, o soñar con el diseño de tu futuro galpón. También puedes optar por en vez de pensar, sentir. Sentir la ropa que llevas puesto, o el pelo en tu cara, o el calor, o el aroma de pan recién hecho, o el ruido de las bocinas en las calles, o el dolor de piernas por lo que hiciste ejercicios ayer. Las posibilidades son infinitas, pero en este viaje de dos minutos te pido algo muy puntual. La consigna mientras tienes los ojos cerrados es solo ser consciente de tu respiración. Nada más. Así de sencillo. Sé consciente del ritmo de la respiración, si estas inhalando o exhalando, si el aire entra y sale por el lado izquierdo o derecho. Solo eso. No trates de controlar la respiración. No aceleres ni desaceleres la respiración. No respires más profundo ni más suave. No cuentes los respiros que haces. No verbalices “inhalo” y “exhalo” (o “adentro” y “afuera”). Solo observa la respiración. Y cuando creas que hayan pasado dos minutos abre los ojos.

Ahora hazlo.

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Que tal? Fácil? Difícil? Relajante? Placentero? Doloroso? Inquietante? Interesante? Aburrido?

Cada uno vive la misma situación a su manera, no? Bueno, ahora imagínate el mismo viaje pero en vez de ser por dos minutos dura casi diez horas y media (con descansos en el medio por supuesto). Pero mejor continuemos por el principio.

Estimo que habré meditado a lo mucho una hora en total en toda mi vida antes de ir al curso de Vipassana, con lo cual sabía muy poco del tema. Que los que lo hacen aman hacerlo, que te da paz y a su vez energía y que se suele hacer con los ojos cerrados y en la postura del Buddha. Lo típico, lo que se ve en las películas y se ve en las fotos.

El día cero llegué como a las doce del medio día al centro ubicado en Igatpuri, a un par de horas de Mumbai (un paraíso muy cerca del lugar donde fui a ver las luciérnagas). Hay que hacer una serie de tediosos pasos para registrarse debido a la cantidad de participantes, alrededor de 200 mujeres y 300 hombres. Llegué, almorcé en el comedor, llené el mismo formulario que había llenado en la inscripción online, dejé mi pasaporte en otras oficinas, pasé por alguien que corroborara la información y me de el número de la habitación, busqué la llave, busqué un número para la lavandería, compré un reloj alarma y repelente (la tienda permanecería abierta solo por tres días en ciertos horarios), dejé los objetos personales de valor en el depósito (celular y billetera), recogí las sabanas y fui a lo que sería mi hogar por los próximos diez días.

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Selfie en el cuarto. (las fotos son del último día) La puerta es el baño. Y las instrucciones que se ven me las sabía prácticamente de memoria.

Está de más decir que estaba cagada hasta las patas. Los nervios que sentía eran inexplicables. Tenía temor a lo que me había sometido. Diez días en “silencio noble” como se le denomina en el curso, sin celular, ni libros, ni internet, ni papel para escribir, ni contacto visual con alguien, ni dinero, ni responsabilidades de cocinar o lavar o limpiar. Nadie te chequea a ver si estas incumpliendo las reglas..pero la idea es que si vas a hacer un curso así, más vale hacerlo bien.

En el tren camino a Igatpuri conocí una chica india, Kala, que también estaba realizando el curso. Me miraba con una cara de orto y si intercambiamos dos palabras era mucho. Finalmente, después del lío que fue registrarse nos encontramos nuevamente y empezamos a hablar. Me confesó que había sido intencionalmente distante porque le habían recomendado que no tenga contacto con personas durante el transcurso de los diez días. También nos confesamos mutuamente que estábamos asustadas y dudábamos un poco de nuestra capacidad de cumplir este pequeño gran desafío. Honestamente me tranquilizó mucho saber que no era la única que sentía angustia. Así que Kala y yo hablamos y pegamos re buena onda y nos prometimos que íbamos a lograrlo y que durante el tiempo de “silencio noble” nos ignoraríamos por completo. Y así fue.

El curso se dictaba simultáneamente en Hindi e Inglés. Todas las meditaciones se realizaban en el hall de meditación, Dhamma Hall, para las cuales Goenka alternaba regularmente entre los dos idiomas para dar las instrucciones. Al final de cada día había un discurso, para el cual se reproducía un video en hindi dentro del Dhamma Hall y un video en inglés en un aula.

Alrededor de las ocho de la noche del día cero nos enfilaron a todas las mujeres fuera del Dhamma Hall, nos notificaron que a partir de ese momento empezaba el “silencio noble,” nos sacamos los zapatos y adentro fuimos, cada una a encontrarse con el almohadón que sería su lugar para meditar durante la mayoría del curso.

La primera vez que escuché la voz de Goenka por los parlantes casi estallo de risa por los sonidos/vibraciones graves que emanaba. ¿Diez días meditando con estos sonidos extraños? ¿Cómo se supone que esto te da paz? Procedí a cerrar los ojos y sentarme en posición de indio con las manos sobre las rodillas, palmas al cielo y el dedo pulgar tocando al dedo anular. En ese primer encuentro, el guruji nos dio la bienvenida, nos explicó un poco sobre la disciplina que debíamos tener, el compromiso con el curso, nos hizo jurar que cumpliríamos con las normas establecidas y nos recitó los preceptos del código de disciplina:

  1. Abstenerse de matar a cualquier criatura — si veía un bicho en el cuarto o algo lo espantaba o lo sacaba a un lugar fuera de vista, pero matarlo no!
  2. Abstenerse de robar — nadie tiene porque interesarse en la propiedad de otra persona/entidad. Había un cartel en el predio que prohibía tomar una flor, esté la misma en la planta o en el piso.
  3. Abstenerse de toda actividad sexual — supongo que esto tiene algo que ver con que los hombres y las mujeres estén segregados en todo momento.
  4. Abstenerse de mentir — por ende el silencio noble. Al emitir cualquier tipo de palabra, uno corre el riesgo de mentir, aunque sea por omisión de verdad.
  5. Abstenerse de todo tipo de intoxicantes — obviamente alcohol, cigarrillos y cualquier tipo de drogas esta prohibido.

Al poco tiempo nos mandó a nuestros cuartos para arrancar temprano el día siguiente. Recuerdo haberme despertado en la mitad de la primera noche, estar totalmente desorbitada en la oscuridad, y haber dicho “¿Qué estoy haciendo acá?” Cuando me dí cuenta de que estaba encarcelada en una pequeña celda al pie de una montaña haciendo un curso meditativo, y de que estaba en un lugar seguro, me volví a dormir.

4 am – BONNNG! BONNNG! BONNNG! 

Si!!!! Como en los monasterios buddhistas!! Simultáneamente pasa una chica con una campanita para despertarnos. A mi sorpresa, me despertaba mejor con el BONG y las campanitas que con el reloj alarma.

En la oscuridad marchamos todas como zombis al Dhamma hall para empezar la meditación matutina de dos horas. La única instrucción fue la que describí para el viaje de dos minutos al comienzo del relato. Creo que puedo dar por hecho que soy una pésima meditadora. Me era imposible mantener la atención enfocada en la respiración. Mi mente se dispersaba, no me hacía caso. Cuando me daba cuenta estaba pensando! No se en qué, boludeces, como siempre, supongo. Y cuando reconocía que no estaba haciendo lo correcto, volvía a la respiración. No pasaban ni treinta segundos y ya o me había dispersado nuevamente o estaba contando la respiración, armando una fórmula de cuantas veces respiraba por minuto y así tratar de ver cuanto tiempo faltaba para que pasen estas dos horas. Admito que también abría los ojos, miraba la nuca de las otras chicas meditando, estiraba un poco, cambiaba de posición, miraba la hora en el reloj que tenía la chica a mi derecha, miraba por la ventana a ver si ya había amanecido, y volvía a intentar.

En un momento empiezan los sonidos raros de Goenka. Si!!! Falta poco para ir a desayunar, me muero del hambre! Pero el canto buddhista de Goenka dura más de lo que esperaba, mucho más. Posterior al curso busqué las charlas/cantos en youtube…cada mañana tiene un canto distinto, de duración entre 3o y 40 minutos.

Finalmente a las seis y media de la mañana se acabó la tortura y encaramos hacia el comedor. La comida se sirve estilo buffet, hay dos filas, una de cada lado de la mesa, una señora en saree blanco que organiza el ritmo con el cual avanzamos, los platos son de acero inoxidable, como en toda India, el único cubierto es una cuchara, unos envases para las sustancias más líquidas y un vaso para servir el chai o agua. El desayuno por lo general consiste de un pan integral bien fibroso con chai, bananas y alguna otra salsa que por lo general no me apetecía. Me encantaba el desayuno… el desayuno y la merienda. Uno se sienta al azar donde más le gusta. Al terminar llevas los platos a la ventanilla junto a la cocina donde se lavan, te lavas las manos si es necesario y a descansar hasta la próxima sesión de meditación a las ocho am.

A continuación está el horario que debíamos cumplir:

4:00 a.m. Llamada
4:30-6:30 a.m. Meditación en Dhamma Hall
6:30-8:00 a.m. Desayuno y descanso
8:00-9:00 a.m. Meditación en grupo en Dhamma Hall
9:00-11:00 a.m. Meditación en Dhamma Hall o en la habitación según las instrucciones
11:00-12:00 a.m. Comida
12 a.m.-1:00 p.m. Descanso y entrevistas con el profesor
1:00-2:30 p.m. Meditación en Dhamma Hall o en la habitación
2:30-3:30 p.m. Meditación en grupo en Dhamma Hall
3:30-5:00 p.m. Meditación en Dhamma Hall o en la habitación según las instrucciones
5:00-6:00 p.m. Merienda y descanso
6:00-7:00 p.m. Meditación en grupo en Dhamma Hall
7:00-8:15 p.m. Charla del maestro en Dhamma Hall
8:15-9:00 p.m. Meditación en Dhamma Hall
9:00-9:30 p.m. Preguntas en Dhamma Hall
9:30 p.m. Acostarse. Se apagan las luces

Solo nos enviaron a meditar en la habitación una vez. Y la diferencia entre las meditaciones en grupo y las meditaciones normales se notan a partir del cuarto día. Como pueden ver es un horario bastante estricto y diferente a lo habitual. La comida no fue lo más grandioso, viví de arroz y lenteja por diez días. En el almuerzo servían otro curry pero el sabor no me tentaba mucho. En definitiva comía porque el cuerpo necesita comer, no porque disfrutara del acto. En cuanto a la merienda de la cinco de la tarde era lo más! Chai con arroz inflado mezclado con maní o arvejas. Eso sí comía con mucho gusto (y ahora extraño). Y el hambre que hay a las seis de la mañana…uff, ni te cuento.

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Cada círculo es la ventana (que no deja pasar luz) de una celda de meditación. Los estudiantes viejos meditan mucho ahí, y a los nuevos nos hicieron meditar ahí por un día en algunos horarios.

 

El primer día caminé por toda el área disponible en el sector de las mujeres, lo recorrí en veinte minutos y no lo volví a caminar hasta el final del curso. Excepto el último día dormí en todos los descansos después de las comidas. Sufría de insomnio por las noches y a su vez quería escapar del acto de pensar.

Me desesperaba pensar. Me desesperaba saber que no podía seguir las instrucciones básicas. Me desesperaba saber que estaba haciéndolo mal. Me desesperaba darme cuenta que tenía tan poco control de mi mente que ocuparla con la única tarea de sentir la respiración era un desafío. Me desesperaba, al salir de desayunar ese primer día, saber que aún faltaban nueve días y catorce horas de más desesperación.

Por suerte el señor Goenka estaba a las siete de la tarde para darnos apoyo moral y explicarnos un poco el por qué de las cosas. Es un genio total ese hombre! Es increíble pero les juro que cada pregunta o duda que tenía se fue resolviendo con el pasar de los días.

Era normal que pasara lo que me pasaba a mí. Y la idea era ir progresando de a poco. Primero cinco segundos de conciencia, luego diez, luego 30, luego un minuto, luego dos, luego cinco y así sucesivamente. Goenka repite mil veces la palabra ecuanimidad y hace mucho énfasis en ese concepto. Ser ecuánime en todo momento. Si percibes que tu mente se distrajo y está pensando, no lo reprimas, ni te enojes, ni te frustres..solo vuelve a concentrarte en la consigna sin generar una reacción alguna hacia ese fracaso.

El cerebro humano está programado para que la mente piense de determinada manera y sobre determinadas cosas; el propósito del curso era primero tener conciencia de que la mente existe al margen de uno, que por lo general nos controla y no nosotros a ella, y luego poder cambiar los hábitos de la mente, con el fin de generar una especie de conexión entre el cuerpo mental y el cuerpo físico para así poder acceder a una conciencia profunda y pura.

Mi viaje personal espiritual empezó hace varios años. Antes de comenzar la facultad leí el famoso libro “El Poder del Ahora” de Eckard Tolle, y a partir de ese momento empecé a cuestionar la religión, a dios, a las costumbres, al paraíso, al infierno, a la vida después de la muerte, a los milagros, etc, etc, etc. Fui formando mi propia idea y este curso me ayudó mucho a cerrar algunos cabos sueltos. Uno está constantemente expuesto a conocimiento espiritual proveniente de muchas culturas distintas. ¿O no me vas a decir que en tus noticias de facebook no aparece una u otra frase sobre “vivir en el ahora,” “dejar que la vida fluya,” “ser feliz con uno mismo para poder ser feliz con los demás,” “buscar la felicidad en el interior,” “amar que la vida es corta,” “agradecerle a dios por la vida,” “dios es uno y todos somos parte de ese dios” y tantas variaciones más del mismo concepto…? Una cosa es pensar estas cosas y saberlas intelectualmente, ahora imagínate vivirlas. En carne propia.

Me puedo extender mucho sobre la teoría y la filosofía detrás del curso, me fascinan. Me encanta lo que aprendí del budismo, que se basa en DHAMMA, la ley natural del universo y de la vida. Es una ley universal que trasciende culturas, idiomas, religiones, clases sociales, clases económicas, la belleza, ideologías y todo lo que consideramos que nos identifica como personas. No se contradice con otras religiones, ni con la ciencia. Es verdaderamente hermosa.

Volviendo al discurso del primer día, Goenka te garantiza que si sigues hasta el final del curso, vas a lograr llegar a profundidades de tu ser que nunca imaginaste… es inevitable pensar… ¿cómo carajo se supone que sentir mi respiración me va a ayudar a eso?

Dan ganas de dejar el curso? Pues…si…y no. Nunca me planté la posibilidad de no terminar el curso. Después de todo había separado doce días de viajar para hacerlo y era cuestión de tiempo. Los días pasarían independientemente de mi gusto o disgusto. Pero sí es difícil. Concentrarse es difícil. La meditación es difícil. También es difícil no poder compartirlo con alguien. Es difícil estar solo en tu mundo, y que la única conexión a otra alma es en los discursos por las tardes.

Recapitulemos un poco. El primer día la consigna fue ser consciente de la respiración, eso ya quedó claro. El día dos las instrucciones fueron de sentir el “toque de la respiración.” Sentir donde el aire roza el cuerpo, sentir el aire frío que entra por las fosas nasales y el aire caliente que sale. Otra vez fue un enorme desafío concentrarme por tan solo minutos. El día tres la consigna era sentir las sensaciones (sea calor, picazón, hormigueo, brisa, tensión, cosquillas, etc) en el triángulo que conforma la nariz y la superficie por arriba del labio superior. Solo eso, manteniendo la ecuanimidad sin reaccionar ante cualquier cosa que se perciba. Y por la mañana del día cuatro, las instrucciones fueron reducir el área de atención a solo la superficie entre la nariz y el labio superior.

La verdadera práctica de Vipassana estaba aún por comenzar, pero lo dejo para el próximo post. Aparentemente tengo mucho para contar del curso y con uno no me alcanza…oops

Besote!!

😀 😀

Miradas que Cautivan

Siempre me fascinaron las miradas.  Cuantas cosas se pueden decir con tan solo mirar? En la niñez una firme mirada de tu madre o padre te calla o te manda directo al cuarto. Cuando estás en una reunión algo incómoda, una mirada con tu mejor amiga alcanza para saber que está pensando lo mismo que tú.  Estás en el boliche y sabes que unos segundos de contacto visual con el bombón cerca de la barra es suficiente para atraerlo.

También están las miradas indebidas, y cuando el sujeto se da cuenta no queda otra que mirar a un punto atrás de su oreja y lentamente desviar la mirada, haciéndote el/la bolud@.

Y qué hay de las miradas que abundan en el día a día y que uno no controla? Esas miradas que se cruzan cuando vas caminando por la calle, en el subte, comprando pan en la esquina; cuantas miradas que van y vienen entre extraños. De vez en cuando sorprendes a alguien que te está mirando, miras de vuelta, es posible que al paso de pocos segundos se vuelve incómodo, alguno desvía la mirada y el momento pasa inmediatamente al olvido.

Ahora imagínate la misma situación pero en vez de encontrarte con una persona que te esta mirando, te das cuenta que hay muchos que te observan? Y además, no paran de mirarte. Pasan dos, cinco, diez, treinta segundos y no te desvían la mirada; si estas en un medio de transporte puede que pasen dos, cinco, diez, o treinta minutos y no te desvían la mirada.

Se supone que los ojos son las puertas al alma, y acá pareciera que la gente no necesita permiso para pasar. Siendo extranjero, y sobre todo con piel blanca, recibes un sin fin de miradas eternas (si tienes ojos claros ni te cuento). Te miran los hombres, te miran las mujeres, te miran los niños, te miran los ancianos, por poco no te miran los animales. Vas a encontrar cientos de ojos grandes y negros mirándote indisimuladamente a diario por donde camines.

Pero a quien queremos engañar!? Al menos a mí también me intriga la gente acá, también quiero mirarlos. Ahora ya estoy acostumbrada, pero al principio tenía mucha curiosidad. Estas rodeado de gente que físicamente tiene otro aspecto. Es verdad que somos todos humanos, con dos ojos, una boca, una nariz, dos brazos, dos piernas etc, que no somos tan diferentes uno de otros, pero…con el mismo criterio, soy humana! Me llaman la atención los detalles que superficialmente nos “diferencian.” Los ojos negros e intensos, las manos chiquititas de los niños, los colores que visten las mujeres, la linea negra delineada en los ojos de mujeres e incluso bebes (se supone que es para el mal de ojo), los pies vestidos de sandalias con medias, hombres acariciándose, mujeres en burkas (atuendos negros que cubren absolutamente todo menos manos y cara, utilizados por musulmanas), los señores usando faldas, y los puntos rojos en las frentes.

Aun con toda la curiosidad del mundo uno trata de ser discreto y mirar cuando nadie está viendo. Ese no es el caso acá, la gente mira y punto. Se podría decir que el contacto visual (excluyendo conversaciones y demás) consiste en tres etapas: uno o dos segundos de reconocimiento y está todo cool, entre tres y cinco es un poco incómodo, y más que eso es interesante, a ver quien aguanta más. Pero como juegas al juego de miradas con alguien que no tiene ese umbral de incomodidad?  Es comparable en nuestra sociedad a los niños, quienes aun no han aprendido que las miradas pueden llegar a ser invasivas.

Solo puedo comentar sobre mi experiencia, y como mujer sentí que uno recibe mucha atención visual por parte de los hombres…así estés tapada de pie a cabeza igual te buscan los ojos y la recomendación general es no hacer contacto visual prolongado. No te van a hacer nada pero por las dudas es mejor evitar la posibilidad de enviar señales erradas. A veces es un poco incómodo, la cantidad de hombres dando vueltas por las calles es mucho mayor que la cantidad de mujeres y debo admitir que genera algo de ansiedad, pero es hasta acostumbrarse y darse cuenta que es como es y punto.

Y de las mujeres? Puedes esperar cualquier cosa, somos complicadas universalmente me parece… A veces te asesinan con la mirada sin motivo alguno, a veces te miran despectivamente, a veces te sonríen y a veces te ignoran. Me acuerdo una vez en el tren, iba medio vacío y al frente viajaba una señora mayor, de unos sesenta o setenta años. Los ojos delineados en la parte inferior con una línea negra bien gruesa, muchas arrugas, evidencia de los años y el castigo del sol, una mirada penetrante e inmutable, los músculos faciales tensionados y una expresión casi hostil. Ella me observó durante todo el viaje, y yo la observé a ella durante todo el viaje. Lo memorable para mí del momento fue poder observarnos mutua y libremente, sin sentir la incomodidad de invadir o de ser invadido, sin sentir la necesidad de reconocer a la otra persona, o sonreírle, o decir algo. Era inevitable preguntarme, cual será la historia de esta mujer? Pero en realidad no importaba. Al margen de su historia y de la mía, en esos instantes compartía sus sentimientos y casi que hasta la entendía.

Es hermoso la verdad. Pensar que detrás de cada par de ojos hay un mundo entero de ideas, de proyectos, de memorias, alegrías, temores, ilusiones y tanto más… pero por ahora no nos meteremos en esos temas existenciales.

El punto es que si te quieres sentir observado y como toda una celebridad, India es un buen destino. Vieron la escena de la película “El Origen” (o “Inception” en ingles) donde Di Caprio la lleva a la arquitecta al mundo de los sueños por primera vez y los personajes que caminan en el sueño la persiguen con la mirada? Bueno, así es una gran parte de India. Te acostumbras. Con el tiempo también aprendes que si te encuentras jugando a las miradas con alguien basta con hacer el movimiento de infinito con la cabeza para que su expresión dura y tosca se convierta en una sonrisa, con arrugas alrededor de los ojos y todo. 😀

Eso es todo por ahora.

Abajo dejo un video a modo de demostración.

El video es en una de las muy pocas ocasiones en las cuales me sentí insegura durante el viaje. Mi plan original era ir a Amritsar (cerca de la frontera con Pakistan, donde está el templo dorado), pero esa mañana recibí un mail del dueño del hostel donde me iba a hospedar invitándome a Batala, una ciudad a 40 km de Amritsar, donde esa tarde se realizaba un festival. Como buena aventurera que soy me mandé. Después de tomar tres o cuatro buses llegué a un lugar súper caótico, donde no encontraba a alguien que hable en inglés, todos me miraban como si fuese un bicho raro (aclaro que no era una ciudad turística, con lo cual alguien con una mochila de 40 litros llamaba la atención), pasaban grupos de muchachos que me miraban de una manera muy desagradable, en un momento intenté acercarme a un grupo de mujeres indias pero me señalaban y se cagaban de risa entre ellas antes de marcharse…en fin, fueron quince minutos muy largos esperando a que el dueño del hostel me encuentre.

 

 

Un Millón de Luciérnagas

Retomo mis relatos con mi primer viaje sola en India! Fue breve, dos días y una noche, pero mi práctica antes de mandarme cinco semanas a recorrer las tierras santas de este encantador país.

El destino? Una aldea agrícola a 220 km de Mumbai denominada Purushwadi (Purush= hombres; wadi=colectividad…colectividad de hombres, algo poético, no creen?). Hace unos meses me enteré por varios medios sobre Grassroutes, una empresa que organiza distintos viajes a tres aldeas remotas en el estado de Maharashtra. Los ingresos obtenidos a partir de las actividades son reinvertidos en las aldeas con el fin de promover la sustentabilidad y hacerlas creer.

Mi excursión arrancó el viernes a las seis y media de la mañana con un viaje en tren y una escena un poco/bastante desagradable. Me bajé del tren en Thane para tomar otro que va a Kasara (un pueblo hacia el norte), y mientras buscaba las escaleras me inunda un olor intenso a mierda. Acostado en el piso del andén estaba un adolescente durmiendo, la ropa sucia y manchada a no dar más, cubierto por al menos 50 moscas, y a su lado un charco de mierda o vómito o ambos… No dejan de haber cosas que impresionan y llaman la atención cuando se trata de condiciones de vida que se ven.

Seguí mi camino hacia la plataforma cinco, y dos horas más tarde estaba en Kasara. Las instrucciones provistas por Grassroutes previo al viaje eran de tomar un jeep desde ahí hasta Rajur, otro pueblo aún más pequeño, a dos horas. A la salida de la estación habían varios jeeps blancos y sus conductores amontonados en grupos ofreciendo viajes a diversos pueblos y ciudades en las proximidades. En vez de ir a buscar uno de estos vehículos opté por pedirle ayuda a una joven pareja que parecían saber inglés. Su reacción natural fue “Seguínos, nosotros también estamos buscando un jeep, vampos a Nasik.” Caminé con ellos hacia la calle principal del pequeño pueblo en medio de las colinas, ellos preguntándole a los locales que onda los jeeps. Resulta que ese día los jeeps que buscabamos estaban en huelga (no se cuales erán los jeeps a la salida de la estación pero no eran los que nesecitabamos).

Mientras caminamos algunos conductores ofrecían hacer el viaje en auto privado por 2000 rupias (el valor en el viaje compartido era 300). La pareja insistía que si negociaba podía bajar el precio, pero no había chance que viaje sola en auto “privado.”  Primera opción descartada.

Hay buses rurales que van casi de cualquier parte a cualquier otra parte. Nunca tomé uno de estos buses, son oscuros, parecen jaulas, los asientes son duros y angostos, y por lo general estan sobre poblados. Ese era el caso con el bus que partía de Kasara a Rajur a los cinco minutos (pasan cada hora). No entraba una persona más. La chica me alentaba a que le hable al chofer para que me deje entrar, pero imposible que yo pueda caber ahí adentro. La puerta no se cerraba debido a la cantidad de gente que transportaba aquella jaula metálica. Por las pequeñas rejillas que son ventanas se veía la gente aplastada contra el de al lado. No había chance que viaje de esa manera por dos horas y media. Segunda opción descartada.

Seguímos caminando por la calle angosta mientras la pareja preguntaba a todo vehículo que veíamos si iba a tal o cual lugar. No entiendo mucho de Hindi o Marathi pero sí puedo deducir si están preguntando por Rajur o Nasik. Gracias a esos chicos que se tomaron el tiempo de buscar una solución para mí, antes de empezar a buscar el medio para ellos llegar a su propio destino, fue que conseguí lugar en una jeep con 17 otras personas. Vamos con la tercera opción!

El jeep puede transportar cómodamente a 10 personas: tres en el asiento de adelante, tres en el asiento de atrás y cuatro en lo que sería el baúl, en este caso acondicionado con asientos contra las paredes laterales del vehículo. Pero estamos en India, el espacio y los recursos no siempre son abundantes y se aprovecha cada centímetro.

Fui la pasajera que llenó el cupo, me subi, y a los cinco minutos estábamos sobre la autopista (que no duró mucho, pronto empezó un viaje sinuoso en una carretera desuniforme). Fue en ese instante, mirando el paisaje por la ventana trasera, rodeada de extraños que probablemente no hablen inglés, apretada entre una señora y la puerta, sin haber comido por más de doce horas, cansada debido a pocas horas de sueño y sin señal en el celular, que se me ocurrió cuestionar porque carajo se me antojó hacer esa estúpida actividad en medio de la nada.

Intenté dormir pero el sueño era interrumpido por alguna incomodidad física o golpes contra el techo o las ventanas. Finalmente la gran camioneta paró en el mercado de Rajur, nos bajamos, pagamos las 100 rupias que nos correspodían a cada uno, y el grupo que hacía minutos compartía el mismo aire en aquella cabina se dispersó.

Desconozco las estadísticas en cuanto a población y superficie de Rajur, pero evidentemente es pequeño y las cosas disponibles ahí son limitadas. Aún así es el mercado donde personas de 200 aldeas cercanas van a hacer sus compras. Es el nucleo comercial de la zona, zumbando con actividad, personas, animales, puestos de comida, motos y mucho más.

Las instrucciones a esta altura eran buscar la estación de servicio donde me encontraría con Dutta, el guía durante los próximos dos días.  Había mucha gente y tuve que preguntarle a varias personas en mi poco Hindi donde estaba la estación: “Petrol pump kaha hei?” Algunos me entendían, otros no, y yo casi nunca sabía lo que me respondían salvo las señas corporales. Finalmente encontre la estación de servicio en la entrada al pueblo, sobre la ruta, a un par de cuadras del mercado.

Al poco tiempo se acercó un hombre, flaco, no muy alto, podría tener entre treinta y cuarenta y cinco años, preguntando por Analía e introduciendose en un inglés tímido y limitado como Dutta de Grassroutes y comunicándome que tendríamos que esperar unos minutos al vehículo, otro jeep, que me llevaría a Purushwari. Mientras tanto hablé con una de las coordinaras, quien a traves del super celular de Dutta que sí tenía señal, me aseguró que era seguro (valga la redundancia) y podía confiar en este hombre y cualquiera a quien me presente formalmente.

Finalmente llegó el siguiente medio de transporte, una jeep blanca, igual que la anterior, pero que parecia más espaciosa por la falta de gente ocupando cada rincón. Dutta dice que a veces una camioneta lleva hasta cuarenta personas, donde varios viajan sobre el techo y otros colgados sobre el paragolpes trasero (lo vi con mis propios ojos así que lo creo). Estas camionetas son grandes y a todo terreno, no tienen problema alguno en transitar por las rutas angostas, empinadas, con huecos y piedras grandes en el camino. Pero así como se la re bancan, también se nota en el interior el desgaste y el efecto del duro terreno. El asiento trasero estaba completamente despegado del vehículo en sí. Cada vez que frenaba o pasaba por algún bordo el asiento se movía hacia adelante y tenía que reacomodarlo en su lugar.

Inicialmente era solo el chofer y yo, pero en el trayecto recogió a viajeros que iban hacia el mismo lado, pagando aproximadamente 10 rupias por el aventón (a mí me cobraron 300 rupias, pero es el precio que hay que pagar por ser de afuera, supongo). En todo el camino no podía evitar pensar que estaba sola en medio de algún lugar remoto en India, siguiendo indicaciones de estos hombres a quienes ni siquiera entendía, yendo quien sabe a donde, y sin la posibilidad de comunicarme con alguien.

Y ahí es cuando no queda otra más que confiar. Confiar en la buena fé de la gente. Confiar en tu propio juicio. Confiar en ti mismo y que llegado al caso, en teoría, puedes resolver cualquier problema. Pero entregarse a la situación y dejarse llevar y precisamente confiar es mucho más dificil que lo que parece. Afortunadamente tan solo una sola otra persona puede facilitar ese proceso significativamente y es lo que pasó. Y tuve suerte porque me encontré con el 200% de esa cantidad mínima!

Llegamos al campamento donde había una pequeña choza con una persona recostada adentro y otro hombre esperando con una bandeja, una flor roja, un sombrerito (denominados según Ghandi) y polvo rojo con el cual te marca un punto en la cabeza, donde se encuentra el tercer ojo y la puerta al alma, o algo así.

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Esas cosas azules y blancas…son mis pies

El campamento consiste de esa choza, un filtro de agua junto a un arbol, un par de reposteras, un pequeño lote sembrado con arroz, baños western con ínodoros como los que conocemos (creo que uno de los baños más limpios que he visto en el tiempo que llevo acá) y cinco o seis carpas bien armadas, una de las cuales estaba designada para mí. No había más nadie y los únicos otros huespedes ese día serían una pareja de hermanos, Ketan y Priya, que llegaron un par de horas más tarde y cambiaron por completo mi experiencia en la aldea.

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Pirya y Ketan 😀 tomando té. El té más negro que he visto en mi vida, tiene varias especies y ramitas que lo hacen riquísimo. Si tuviese que describir el sabor sería EXÓTICO

Mientras los esperabamos fui a almorzar en la casa de una de las familias cerca del campamento. El acontecimiento no fue muy emocionante que digamos. Llegue a la casa, cubierta por dentro y por fuera por una pasta hecha con excremento de vacas (se supone que ayuda a mantenr la casa fria en el verano y caliente en el invierno), humilde, muchos colores, y vivienda de dos familias. No entendí muy bien como es el árbol familiar y si no me equivoco me atendió la abuela en la familia. Me invitaron a la cocina, un lugar oscuro, modesto, con pocas cosas, una colchoneta ubicada en el piso junto a una pared que era mi asiento, y el piso descubierto que era la mesa. Entre la señora mayor y su nuera me servieron la comida, la cual consistía de arroz, una sopa fría, chapati rotis, una preparación de cebolla con papa y una porción de una pasta hecha con berenjenas (estoy aprendiendo a comer las cebollas crudas, son riquísimas!). Estaba con hambre pero la comida es llenadora. Iba por la mitad del plato cuando no podía comer más y las mujeres me traían segundas porciones de cada cosa. Por cortesía sentía la obligación de tener que comer todo pero eventualmente les agradecí y con señas pedí que no traigan más.

Comida casera :)

Comida casera 🙂

La comunicación fue prácticamente nula, salvo por intercambio de sonrisas y abrazos. En las regiones de la provincia es más común encontrar a personas que solo hablen el idioma regional de la provincia, Marathi. A un oído extranjero suena igual que Hindi, pero al estar expuesto al idioma he empezado a notar que Marathi tiene combinaciones de sonidos extrañas, y considero ese dialecto un poco más dificil si quisiera aprenderlo. En este caso la señora que me atendió me dio a entender que solo hablaba Marathi, con lo cual mi poco Hindi no servía para nada, al menos ese día.

Terminé de comer, me despedí y volví al campamento donde dormí una pequeña siesta y leí un poco (de Shantaram! Un amigo de Argentina me lo recomendó y esta muy bueno. El autor es un prófugo de la carcel en Australia y buscó refugio en India, historia real que inspiró la creación del libro. Es algo extenso y no estoy de acuerdo con varias descripciones pero en líneas generales es interesante y capta ciertos aspectos esenciales de India e indios). A las cuatro de la tarde nos vino a buscar Dutta para una caminata por sus tierras. Ketan (el chico amante de los videojuegos y según su hermana feliz con una compu y conexión a internet) se quedó durmiendo en su carpa mientras Priya y yo embarcamos en una pequeña excursión. Dutta nos explicó sobre las plantas y los árboles, la siembra de arroz, los pájaros que migran a sus tierras, las orquídeas que crecen en los árboles y mucho más. Le tiramos piedras a los árboles de mango para extraer las frutas de sus ramas, trepamos otro árbol de mango y disfrutamos de la tarde al aire libre, lejos de cualquier tipo de contaminación.

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Soy yo 😀

A todo esto Priya fue una increible traductora, tomándose el tiempo de traducir todo lo que Dutta le explicaba para que yo también adquiera algo de información. Sin ella mi comunicación con Dutta hubiese sido limitada a las cosas básicas. Y gracias a ella tuve la oportunidad de ver en este hombre una persona llena de potencial y sabiduría. Sabiduría adquirida por generaciones viviendo en esas tierras, como también por su propia búsqueda de conocimiento. Más adelante en el viaje él confesó que a pesar de no tener educación formal siempre estaba en busca de información, de instruirse en lo que le gusta y en involucrarse con su comunidad para hacer que la misma crezca. Es más, lleva un registro preciso de todas las actividades realizadas en la aldea, cuanto producen de qué, a quien se lo venden, fechas de siembras y cosechas y mucho más. Todo con la idea de que esa información en el futuro sirva como indicadores de las correlaciones entre cambios climáticos y las actividades realizadas.

Volvimos al campamento, descansamos media hora y partimos en otra excursión. Esta vez era subiendo una colina para presenciar el atardecer y los tres participamos. “Escalamos” apróximadamente 100 metros de altura donde, llegando a un espacio plano en la cima de la colina. El obsequio por el esfuerzo fue una vista espectacular de la aldea y el valle, acompañados por una hermosa brisa. La paz que se siente en un lugar así, tan lejos de todo, no tiene precio. Se dice que hay una historia de las mitologías Hindú relata que uno de los dioses se refugió en esas colinas, aprendiendo a pelear y luchar para luego ir en busca de su mujer que estaba en cautiverio.

Era de noche cuando regresamos al campamento, donde nos tomamos unos minutos y partimos a realizar la actividad más esperada del viaje, la que le daba el nombre a la excursión…un millón de luciérnagas. Hay una planta con hojas suaves que provee a las luciernagas la alimentación perfecta para que las mismas vivan y se reproduzcan, abundante en la región de Purushwadi. Se supone que las luciérnagas antes de morir ponen huevos, y los mismos dan a luz (¿?) cuando reciben suficiente cantidad de lluvia. Por esta razón es que se lleva acabo la actividad en esta época, cuando en teoría ya han habido lluvias intensas (también llamadas monzones). Pero últimamente el clima, cómo en casi cualquier otra parte del mundo, está actuando diferente y raro. Estamos casi a la mitad de Julio, ya deberíamos haber tenido un mes y medio de lluvias intensas (intensas: llueve continuamente, todo el día, todos los días, por semanas o meses), pero no ha sido el caso.

Los aldeanos están preocupados ya que sus vidas dependen de las lluvias. En una aldea cercana tienen un canto que dice algo así: “No te preocupes, las lluvias llegaran en algún momento. No te suicides.” Suena triste, pero como me lo explicaron a mí sonaba más alentador y optimista.

En fin, debido a estas condiciones, si acaso vimos 20 luciérnagas! Fue un poco decepcionante. La pasé bomba en el día que estuve ahí pero si hubiesemos presenciado un cielo estrellado con luciérnagas hubiera sido un viaje absolutamente increible. Hubiese sido la cereza arriba del postre.

Posterior al valle de supuestas luciérnagas fuimos a cenar en la casa donde almorcé, un menú muy parecido pero esta vez decorado con conversaciones en una mezcle de Hindi, Marathi y traducciones. Uno de los chicos en la familia me preguntó que estaba haciendo en India… ¿no conseguía trabajo en Argentina o qué?

Nos retiramos como a las diez de la noche y antes de irnos a dormir tuvimos una pequeña sesión reflectiva bajo las estrellas. Tiramos unas colchonetas sobre una superficie de cemento, nos tapamos con frasadas, observamos el cielo estrellado con estrellas de verdad y, escuchando al viento que imitaba el sonido del mar, hablamos. Hablamos de las diferencias de culturas, de arte y pinturas, de cine y películas y de libros. Es increible cuando conectas con gente, por más corto que sea la duración del momento.

Cuando refrescó al punto de no aguantar más nos retiramos a descansar en las carpas. Ketan, como un muy genial caballero, ofreció dormir solo en mi carpa, de manera que las dos muchachas estén acompañadas durante la noche desolada. Dormí mucho más tranquila, eso seguro. Durante la noche se escuchaba y se sentía un movimiento abismal del viento contra las carpas, y si hubiese estado sola seguro no me dormía tan rápido.

Al día siguiente ninguno se levantó para la excursión del amanecer y encaramos directamente a desayunar a las nueve de la mañana, al mismo hogar. Uno de los niños en la casa, de seis años, Prathamesh, era una hermosura!! Es tímido pero muy amable, chiquito en mis brazos, y muy tierno al hablar, pero también un poco terc. Le tuve que rogar para que me de un beso antes de irme. (Extraño a mi hermano!! Veo niños y me dan ganas de abrazarlos)

Prathamesh! Es un amor :D

Prathamesh! Es un amor 😀

Posterior a esto fuimos a hacer un par de actividades en otras casas de la aldea, como picar madera con un hacha, pulir el trigo y molerlo en harina. Por supuesto que no hicimos nada de esto rigurosamente, era solo para mostrarnos lo dificil que es cualquiera de las actividades, la cantidad de energía y fuerza requerida para producir algo. En el trayecto nos atacó un perro y asustamos a una vaca al punto de que se cagó encima (he vivido literalmente el ejemplo de..se cagó de miedo). :S

El pueblo tiene mucha riqueza natural, producen casi cualquier verdura y condimento, tienen árboles y plantas con frutas utilizadas en la industria farmacológica y sus suelos contienen piedras preciosas. Pero la mentalidad de la gente es preservar todos los recursos, utilizar lo que necesitan para sí mismos y el resto dejar en la naturaleza. Grandes empresas han ofrecido comprar los recursos pero ellos se niegan y protegen las tierras que han heredado. La verdad que es increible ver como aún sigue habiendo lugares que no han sido explotados comercialmente. La iniciativa de Grassroutes, si bien lucra de alguna manera de la aldea, también le da mucho en retorno y no perturba, sino se amolda a la naturaleza que hospeda al proyecto.

Los chicos tenían que volver temprano a Mumbai así que despues de las actividades volvimos para refrescarnos un poco y partir nuevamente hacia la gran ciudad; esta vez alquilando un vehículo privado entre los tres que nos lleve hasta la estación de tren.

El grupito

El grupito: Priya, Dutta, Ketan y Ani

Y así se acabó el breve viaje a la aldea, y fue genial! Estoy super contenta de haberlo hecho. A pesar de que inicialmente no estaba muy cómoda y tal vez hasta asustada por la situación, terminó siendo increible. Conocí tres personas geniales, que aunque les hable o no en el futuro, compartimos un finde espectacular disfrutando del aire fresco y de las casi un millón de luciérnagas. Me hace anticipar con más ansias mi viaje por otras partes de India, sabiendo que de a momentos me voy a sentir vulnerable como durante el viaje en jeep, y en otros me voy a sentir llena y satisfecha por las cosas aprendidas y las personas encontradas. Es todo por hoy! Besooosss 😀

La Chica del Dragón Tatuado

A veces la naturaleza humana puede ser tan perfectamente estúpida. O al menos la mía… Junto con Gaby nos metimos en una situación que pudo haber resultado en un final menos que feliz. Fue luego, al revivir cada paso que dimos, cada detalle y cada expresión que nos dimos cuenta que el universo nos venía dando señales, y por estupidez humana no le hicimos caso de entrada.

Gaby trabaja en una consultora de recursos humanos y hace poco empezó a trabajar en la parte de desarrollo de negocios. Entre los potenciales clientes se encontraba una revista online. No es muy popular pero se sostiene, las notas son sobre novedades de interés de una audiencia joven y cambiante.

Cuestión es que invitaron a Gaby a hacer una entrevista con respecto a su experiencia como extranjera en India; esa invitación fue extendida a mí y el miércoles fuimos a la oficina de la revista. Llegamos a las siete de la tarde y estaba solo el dueño, un señor de entre cuarenta y cincuenta años llamado Yatin. Gaby era la primera entrevistada; como estaba un poco nerviosa por hablar ante una cámara filmadora Yatin se encargo de relajar la tensión mediante una conversación previa. Finalmente empezó la filmación. Solo Gaby fue entrevistada y el trámite duro aproximadamente una hora y media. Aún quedaban temas que Yatin quería grabar pero se la notaba agotada a Gaby y optamos por continuar las entrevistas en otra ocasión.

Al terminar Yatin nos invitó a cenar. Nos miramos con Gaby, la primera de muchas miradas inquisitivas que intercambiamos esa noche; segundos durante los cuales intentábamos comunicarnos y decidir qué hacer. Finalmente aceptamos, estábamos cansadas pero era temprano, un par de horas más para salir a comer algo no era demasiado.

A nuestra sorpresa el hombre nos llevó a su casa. El sentido común te dice que ese es el momento indicado para inventar una escusa y no ir, pero entró en juego esa estupidez humana de la cual hablábamos. Cuantas veces critiqué las películas pelotudas de terror donde el personaje principal entra en una casa abandonada y oscura, de noche, sola/o en medio de la nada. Pero nosotras hicimos algo similar, absolutamente estúpido de nuestra parte.

Por lo general Gaby y yo intentamos ser respetuosas y evitamos hablar entre nosotras en español cuando estamos en presencia de otros, pero en este caso nos olvidamos del respeto. Obviamente no estábamos del todo cómodas, lo discutimos y decidimos que íbamos a subir, y que si algo no nos cuadraba, salíamos corriendo. Antes de subir le avisamos a un par de gente donde estábamos (“compartir la ubicación” es lo más) y a partir de ese momento ninguna soltó el celular. Una de las dos pidió disculpas por estar tan atentas del celular pero que le estábamos avisando a amigos donde andábamos.

“Este edificio está lleno de científicos; es más, mi suegro que vive en el departamento abajo del nuestro es astrónomo, trabajando en proyectos con el telescopio Hubble.” Yatin nos entretenía con datos por el estilo mientras subíamos hasta el cuarto piso, donde nos bajamos del elevador y nos dijo que subamos las escaleras hasta el quinto; tenía que buscar las llaves en la casa del suegro. A los dos minutos subió y empezó a buscarlas en su mochila, diciendo que no se acoraba donde las puso. En el momento fue raro pero no le dimos tanta atención. Ahora, después de hablarlo, estamos casi seguras que nadie respondió la puerta y no existe el suegro astrónomo. No tiene sentido que le haya dejado las llaves a alguien que no vive en su casa.

Me da mucha vergüenza contar esto, y no sé que se nos cruzó por la cabeza. Entramos a su casa y al rato él le preguntó a Gaby si le llegaban los mails y que se fije si tenía respuesta de un contacto al cual le había escrito temprano con respecto a temas de su visa (de Gaby).

Empezamos a cocinar pollo, a calentar pan y a preparar un mango. La casa era bastante linda, extremadamente limpia en comparación con otros hogares que hemos visto, abundaban libros en estantes por todos lados, habían imágenes de un gurú (iguales a unas que tenía en la oficina) colgadas en una pared, almohadones fucsia y un espacio lleno de silencio incómodo. Vieron que hay gente y lugares que emanan cierta energía…este lugar emanaba algo raro.

Mientras cortábamos el pan Gaby le pregunta dónde estaba la esposa y respondió que ella es autora, de libros sobre emprendimientos, vive/trabaja en un apartamento estudio a un par de estaciones y va a la casa de vez en cuando a buscar comida. En otro momento mencionó que le falta un cuchillo porque se lo tuvo que dar a la hija que está terminando la secundaria en un boarding school (no se cual es la traducción, esos colegios donde los estudiantes duermen ahí). La única foto de las hijas era de cuando tenían como siete años.

A los quince minutos cuando terminamos de preparar la comida, Gaby y yo fuimos a la sala a comer mientras el preparaba otra cosa en la cocina. Ambas estábamos inquietas y Gaby ultra ansiosa por la situación. Aparte de los detalles que he mencionado, que en otro contexto serían boludos, el hombre no hizo nada amenazador. Nos reasegurábamos que apenas veamos algo raro nos íbamos volando, y así fue.

En un momento Gaby se levanta y le hace una llamada al novio contándole que nos queríamos ir pero que Yatin seguía sacando comida para nosotras. Terminó su llamado, se sentó y me miró.

Gaby: “¿No te cayó un poco pesada la comida?”

Yo: “Si, tal vez…”

Gaby: “Párate un segundo.” Lo hice y asustada la miré. “¿Estas mareada?” me pregunta.

Me daba vueltas todo y en medio segundo sentí como una ola de miedo empezó a ocupar cada rincón de mi ser. Había estado más que bien mientras estaba sentada y de repente estaba muy mareada, y no como cuando uno se para de golpe. No recuerdo sentir tanto miedo como lo hice en ese momento. Lo único que pensaba era…si este hombre nos puso algo que por favor el efecto tome más de diez minutos.

En el instante que nos dimos cuenta que las dos nos sentíamos raras nos levantamos y mientras una abría las puertas, la otra llevó un par de vasos y las servilletas a la cocina. “We really have to go. Thank you. Bye.” (Nos tenemos que ir. Gracias. Adiós.)

Lo notamos un poco nervioso también. En ese momento el tipo estaba bañado en transpiración y la temperatura ambiente no era diferente a lo que había sido en la oficina. Se lavó las manos rápidamente y mientras nosotras estábamos saliendo del departamento nos pedía que le demos un minuto…si claro, lo único que queríamos era salir volando de ahí. Todo este tiempo yo estaba temblando, el nerviosismo evidente en cada palabra y cada acción.

Salimos al pasillo y el primer instinto era ir corriendo por las escaleras pero estaba oscuro hasta no dar más (no hay los botoncitos de luz rojo para prender la luz en los pasillos). No quedó otra más que ir por el ascensor en la compañía de nuestro amigo creepy Yatin. Gaby llamó a nuestra coordinadora de AIESEC y fingió tener una conversación con ella, que estábamos bajando por el ascensor y que la encontrábamos en la esquina en cinco minutos, donde nos pasaba a buscar. Por supuesto que la chica no entendía nada y después tuvimos que explicarle lo que estaba pasando.

Finalmente nos deshicimos de él, encontramos el camino hacia la estación y volvimos a casa. Tomamos mucha leche al llegar (se supone que neutraliza cualquier cosa rara que pase en el estómago) y ambas intentamos vomitar lo que habíamos consumido. Yo no pude (la verdad es mucho más difícil lo que parece…) y esa noche prácticamente no dormí. Por supuesto que hablamos mucho de lo sucedido y me re cebe, imposibilitando el descanso.

La verdad que al salir del edificio de científicos ninguna de las dos se volvió a sentir mareada o rara. No sabemos con certeza que nos haya puesto algo en lo que consumimos. Tampoco sabemos bien qué puede ser lo que lo portaba pero sí habían cosas pre hechas en su casa. Tal vez el mareo fue producto de nuestra propia paranoia en la situación. Tal vez el tipo no tenía malas intenciones. Tal vez todo fue imaginado y nosotras percibimos los detalles a modo de corroborar nuestra historia de terror. Tal vez, tal vez, tal vez. Tal vez muchas cosas pero de algo estoy segura, algo raro estaba pasando. Ninguna estaba en paz con la situación. Un hombre con familia viviendo como soltero… es raro.

El tipo era extraño. Hablaba con un tono de voz demasiado calmado. Hablaba como lo hacen los psicópatas en las películas, con un soundtrack escalofriadamente silencioso de fondo. Admito que en un momento se nos cruzó por la cabeza que le ha hecho daño a la familia, y no me sorprendería, salvo que descubrimos que la mujer es realmente una autora famosa. Ha escrito libros muy conocidos (es más, uno está en la oficina donde trabajo) y en una nota para NY Times menciona al marido y la revista para la cual Gaby fue entrevistada.

Volviendo a la casa Gaby menciona un mensaje del libro/película La Chica del Dragón Tatuado, que por cierto estaba en uno de los estantes de la casa de este hombre. La naturaleza humana es tan estúpida. Uno siente y percibe que algo está mal y aún así, sea por cordialidad o curiosidad, uno continúa la historia.

Pensé mucho en sí debía compartir esta anécdota o guardarla en mi cabeza, dejar que el tiempo la altere y olvidarla. Es una historia que revela mi increíble estupidez, mi falta de sentido común, y mi despiste. Es una historia que no quisiera que sepan mis papas, mi hermana y los seres queridos que de alguna  manera “creen” en mí. ¿Cuántas señales eran necesarias para escapar? ¿Por qué esperar a estar mareadas? Tal vez no pasaba nada…pero ¿y si sí?

Aún así la cuento, al menos para la versión futura de mí. Estas situaciones extrañas no son comunes y por lo general uno no está expuesto a ellas, pero pueden pasarle a cualquiera. Nadie está exento de peligro y de irracionalidad. En Argentina jamás habría hecho algo así y sinceramente no sé qué proceso mental me condujo a hacerlo acá. Cuantas veces nuestros padres nos dicen de niños…”no aceptes caramelos, comida, bebida, un aventón de un extraño.”  Gaby y yo las dos sabemos esto y aún así nos metimos en la boca del lobo, solo por una posible relación de negocio.

Me considero una chica inteligente y es decepcionante saber que soy capaz de estupideces semejantes. Pero antes que inteligente soy positiva y puede sacarle algo a esto, un aprendizaje. Querida Ani del futuro y querido/querida lector/lectora: Si alguna vez te sientes mínimamente incómoda, que algo no está bien, así sea una mini intuición, huye, aléjate, pide ayuda y siempre asegúrate de que alguien sepa donde estas. Sé que lo sabes y ya lo has escuchado, pero no lo olvides. No seas aventurera, no arriesgues, no seas curiosa y no seas boluda…no cuando hay algo en tu consciente, inconsciente o subconsciente que te está pellizcando.

Pasamos un mal momento pero reitero que Gaby y yo estamos bien, ya no quedan rastros del miedo que sentimos. El episodio quedó en el pasado y Gaby no planea mantener contacto con este tipo, potencial cliente o no, casado con una famosa autora o no.

Pudo haber sido peor, tal vez; y le agradezco al universo por la viveza de Gaby al no revelar que estaba mareada, y aún así corroborar que yo también lo estaba. Reaccionamos a tiempo y ahora es solo una historia más en nuestro pasar por India.

Hasta la próxima

Besos! 😀

La No Boda India

Conseguí ser invitada a una boda india! Me compré un saree, las joyas, me hice los tatuajes de henna en los brazos y estaba anticipando redactar un divertido post sobre una boda tradicional. Pero algo falló, o mejor dicho cambió, en el plan y casi casi que ni uso el saree (es más, ni una foto linda me saqué jaja).

¿Quién se casó? ¿Cuándo? ¿Dónde? Se casó Rishi (amigo de mis jefes) con Preeti, el domingo, en Pune, una ciudad a 150 km de Mumbai (en Pune está el ashram de Osho, quien es conocido como el “guru del sexo.” Este señor criticaba muchas cosas de la sociedad, incluidas las religiones institucionalizadas, decisiones políticas y más. Entre las controversias que generaba estaba su ideología de la liberación sexual. Puede que haya soñado o imaginado esto, pero me parece haber leído por ahí que en una época en el ashram se permitían y alentaba las orgías y la agresión física).

Salimos de Mumbai el sábado alrededor de las siete de la tarde. Compramos un par de cervezas y papitas para el camino (por supuesto que el que maneja no tomó) y partimos hacia Pune. No es lejos en distancia pero el terreno es montañoso y la ruta abunda con camiones, con lo cual un viaje de hora y media se convierte en un viaje de tres o más. Una vez que llegamos a Pune tardamos mil años en encontrar la casa del novio, donde nos hospedamos la noche.

El departamento de tres ambientes (dos habitaciones y el living) alojó por la noche a aproximadamente 22 personas. Donde duerme uno duermen dos; donde duermen dos duermen tres; y así indefinidamente.  Subes los trece escalones (creo que ese es el estándar) hasta el primer piso y te das cuenta al toque cual es el departamento. Lo delata una puerta abierta con muchos pares de zapatos en el pasillo. Das un paso y el living tiene un sillón, de esos que son para una sola persona, con varias mochilas arriba, una pequeña televisión medio antigua y todo el piso cubierto de colchonetas. Más adelante está la cocina, muy simple, con lo mínimo indispensable, y muchas ollas de las cuales te sirven distintos gravies y cosas. Muchas veces uno no sabe exactamente que está comiendo pero es rico! jaja Hay una terraza donde también hay colchonetas en el piso y una olla donde hacen las rotis (el pan indio). Más adelante hay dos baños (que no tienen papel higiénico) y dos cuartos que, a sorpresa de nadie, también están cubiertos en toda su superficie con colchonetas y frazadas.

Apenas llegamos nos dieron de comer, la mesa era el piso, y los asientos también. Conocí al novio, un amor! Muy amable y atento con los tantos invitados que habían y aparentemente muy contento y emocionado por la ocasión. Después de comer fuimos a dar un par de vueltas por la ciudad, tomar un poco de aire (hasta me caí! Soy tan torpe a veces…) y recorrer algo antes de irnos a dormir. Volvimos al departamento como a las doce/una y ya estaba el living lleno de bellos durmientes.

Vamos a tomarnos unos minutos para comentar lo que es ser huésped en un hogar en India, o al menos en mi experiencia. Mencioné algo relacionado a la simplicidad de las casas acá. No hay casi muebles, los sillones y las camas son colchonetas y almohadones en el piso, la mesa es el piso, espejos son escasos y hay pocos adornos. En este caso, no vi ningún tipo de mueble en las habitaciones y no tengo idea donde se mantienen las pertenencias; tal vez hay algún cuarto escondido, pero a simple vista no había nada. Otra observación es una limpieza mucho menos estricta que lo que uno acostumbra. En casa, al menos una vez a la semana se hace limpieza profunda de todo, baño, cocina, pisos, muebles, cajones, ventanas, patio, todo. En especial si van a haber visitas todo va a estar impecable. Acá no necesariamente es el caso (ojooo! No hay que generalizar, es solo mi observación). El departamento al que fuimos dejaba mucho que desear con respecto a la limpieza, en todos sus ambientes; pero uno se adapta y la pasa igual.

En fin, el domingo a las seis a.m. empezó a movilizarse la gente. Una señora empezó a limpiar, a mover platos y cosas en la cocina, haciendo ruido con sus pulseras; se escuchaban voces de niños; gente que entraba y salía del departamento. Con tanta cosa es inevitable despertarse. Dejamos el quilombo por unos minutos y fuimos a buscar chai y algo para desayunar a un par de cuadras. No nos tardamos mucho pero cuando volvimos encontramos en la planta baja al novio saliendo, con su vestimenta muy tradicional, cosas en la cabeza, flores y varios adornos mas, rodeado de al menos diez mujeres que le tiraban algo equivalente a nuestro arroz. Con una sonrisa de oreja a oreja, Rishi se subió a una camioneta con algunos acompañantes y partió hacia la primera parte de su ceremonia. Para ese entonces las casi veinte personas ya se habían cambiado y desalojaron el lugar.

El novio en camino a su boda

Nos tomamos nuestro divino tiempo y a las nueve y media ya estábamos listos para ir a la boda. La misma tuvo lugar en un salón de fiestas durante todo el día. Dado que los novios pertenecen a distintas castas (se casaron por amor igual), tienen diferentes rituales y ceremonias, con lo cual por la mañana fue la celebración sureña de ella y por la tarde la celebración norteña de él.

Dado que la boda tenía dos partes decidimos que a la mañana usaríamos una kurti y a la tarde nos pondríamos el saree. Como accesorios a la vestimenta se usan las pulseras que combinan con el atuendo, bindi que es el puntito en la frente, aros grandes y brillantes (los compre pero me olvide de usarlos, oops) y en algunos casos los tatuajes de henna! Cuestan como cuatro dólares, te lo hacen en quince minutos y te queda el diseño hecho con una pasta. La misma se seca en una hora y media, luego se retira y queda el color marrón en la piel. Se supone que agregar agua de limón y azúcar hace que oscurezca, al igual que la temperatura corporal (en mi caso las palmas estaban mucho más oscuras que del otro lado). Por lo general se hacen estas cosas para ocasiones especiales como bodas o rituales, denominados “funciones.” En el caso de la novia, cuanto más oscuras las mahindas más se supone que florecerá el matrimonio. Por cierto, una boda india no necesariamente es un día. Muchas veces hay varias funciones a lo largo de cuatro o cinco tardes.

Encontrar el lugar nos tomo mil años. Las direcciones acá en india no son una calle con su numeración; las direcciones son el nombre del edificio y un sector, con lo cual no es tan fácil introducir la dirección en google maps y dejar que te guíe. En realidad, es tan fácil como parar cada rato a preguntarle a alguien en qué dirección ir, a veces te mandan al lugar correcto, y a veces no tanto.

Finalmente llegamos a la boda y fue no taaan entretenido como esperaba. El salón consistía de dos ambientes, una gran sala, con un altar y sillas en fila mirando hacia él, y arriba una terraza con mesas para sentarse y mesas con comida. En el par de horas que estuvimos ahí los novios usaron dos vestuarios distintos. Apenas llegamos había una especie de espiritista, con muchas frutas y cosas que se le dieron como ofrendas; no sé bien que pasaba pero supongo que bendecía a la pareja. El novio irradiaba una felicidad casi contagiosa, no se le borró la sonrisa en todo el día.

Al cabo de un rato se cambiaron de ropa los novios; la novia estaba vestida con muchos ornamentos, abundaba de joyas, un saree rojo cargado de mil y un detalles, un velo precioso y un maquillaje impecable. La pareja caminó por un pasillo entre la gente hacia el altar, donde se intercambian un par de palabras y el momento de la verdad se identifica cuando cada uno le pone al otro un collar de flores divinas. Creo que no hubo beso e inmediatamente comienza la fila de invitados a saludar a los novios, quienes están en el altar junto a sus padres. Las familias se acercan a sacarse la foto y entregarles su obsequio. Sin duda parecen celebridades, toda la atención está en ellos y hay fotógrafos capturando cada momento. Y no puedo no insistir en la sonrisa del chico! De la mayoría de las familias o grupos de amigos que se acercaron a sacarse la foto, el único que sonría mostrando dientes era el! El comentario en común era “que feliz se ve!”

Luego de pasar a saludarlos subimos a la terraza a almorzar algo del bufet, después del cual decidimos tomarnos un descanso de la boda e ir a pasear un rato, con la idea de volver más tarde a la hora del bailongo.

Y ese fue el comienzo de nuestra no boda. El plan era ir a Pavana Lake (uno de mis jefes tomo clases de vuelo en parapente ahí hace un par de semanas y estaba medio obsesionado) a 40 km de Pune. Nada verdad? Como casi absolutamente todo en este lugar, todo se dilata, el tiempo, las distancias, todo toma más de lo planeado. El lago esta en medio de unas colinas y el camino es sinuoso y no en las mejores condiciones. Encontrar un lugar cerca del lago pero bajo una sombra tomó tiempo pero finalmente encontramos un lugar como a 150 metros del lago en sí.

Con la compañía de un par de cervezas se nos pasó la tarde en el lago. La idea era estar de vuelta en la boda como a las ocho y media/ nueve, con lo cual estar hasta las siete en el lago nos daba tiempo para todo. Obviamente una hora y media no era tiempo suficiente para llegar de vuelta al salón de fiestas. Tal vez podríamos haber salido antes y me siento en parte algo culpable ya que se me antojó nadar en el lago y ahí nos demoramos. Pero me siento solo un poco culpable porque con el calor que está haciendo un chapuzón no viene nada mal!

 

Pavana Lake

Pavana Lake

Esta soy yo…

Finalmente se terminó la tarde en el lago, las muchachas nos pusimos los sarees, más o menos, y estábamos listos para volver. Un saree, por cierto, es una tela de aproximadamente seis metros de largo que se enrolla alrededor de uno. Pero aparte de esta tela uno debe conseguir tres elementos adicionales: la falda que va por debajo ya que el saree es transparente, una blusa corta (así como las que están de moda en argentina) y ganchitos para sostener cada cosa en su lugar. Es complicadísimo ponerse esta cosa y la verdad que no creo que hayamos sido muy exitosas. En el camino se me arrugó, se desarmaron los pliegues y no se veía tan prolijo como a otras mujeres. Y por dios, ir al baño en esa cosa!! Un complique total! No sé cómo hacen las mujeres para hacer esto, todos los días de sus vidas y a veces descalzas.

Llegamos a lo que quedaba de la boda como a las diez y media de la noche, justo a tiempo para comer las sobras. Nos habíamos perdido la parte “divertida” de la boda, la parte de la música y las bandas y no sé que mas. La gente que conozco que ha ido a bodas me dice que no es tan divertido como los occidentales creemos que es, que las películas lo bollywoodisan de una manera algo irreal. Otra cosa, no hay alcohol!! Nada. Ni una cerveza. Una chica que trabaja en eventos y que ha ido a muchas bodas dice que solo en una de ellas había algo de alcohol y a escondidas. Es un evento muy familiar y completamente libre de bebidas mágicas. De vez en cuando puede que dure más allá de las doce de la noche pero depende mucho de la región, la familia y tantas cosas más.

Como a las doce de la noche vimos a la pareja irse del predio. Hay noche de bodas? Si, la hay. En teoría se van a la casa del chico, sea donde él vive solo o en la casa de su familia. Los amigos y parientes de él adornan el lugar para hacer la noche “especial” y hay varios rituales o tradiciones que se llevan a cabo (ella le tiene que dar un vaso de leche a él, por ejemplo). Pasa algo? Si. No. Tal vez. Depende. Vivimos en una época donde el mundo es más chico, la información corre más rápido, donde cualquiera puede saber lo que está pasando al otro lado del mundo con tan solo introducir un par de letras en el celular. Hay mucha influencia externa, hay mucha sinergia de distintas ideologías, y nada es tan tradicional como lo fue en algún momento. Sea acá o en Argentina o donde fuera, hay tradiciones que se mantienen a pesar de que en la realidad real, las ideologías han divergido de la raíz. En nuestras bodas las mujeres se casan de blanco porque representa pureza. Son “puras” de verdad? Si. No. Tal vez. Depende. Es lo mismo acá. No se puede generalizar y hay muchos factores y variables en juego. El punto es que sí hay una denominada noche de bodas, que tiene un nombre raro en hindi y las costumbres o tradiciones que se llevan a cabo depende de la casta, de la región, de las familias y de la pareja.

En fin, ese es mi relato de cómo no fui a una boda india tradicional! Use el saree, pero no en su esplendor, no de la forma correcta, no estuve en la parte divertida del baile, no entiendo que pasaba con los rituales y no saque suficiente fotos…pero si conocí una buena vista de por ahí y respire un aire más fresco que el de Mumbai.

De todos modos voy a tener que ponerme las pilas y conseguir otra invitación antes de irme!!

Besooos! 😀

p.d. tengo pensado un post sobre una situación no tan positiva que me pasó en estos días. No se lo pierdan…

Buen Provecho

Alguna vez leí por ahí que en India se come con todos los sentidos. Estoy de acuerdo, especialmente la parte de comer sin cubiertos! Puede que te ensucies los dedos, pero ¿a quien no le gusta comer pollo con la mano? No sé que es, pero tocar la comida antes de llevarla a la boca le da otro sabor (tal vez sea la transpiración y la tierra del ambiente…jaja mentira, todos nos lavamos bien las manos antes!).  Tal vez sea la experiencia que se genera, es divertida, volvemos a lo primitivo, a ser como niños. Los indios ya están acostumbrados y ni se ensucian. Yo todavía no he dominado esa habilidad y termino toda enchastrada jajaja

Una de mis preocupaciones antes de venir era la comida. No soy delicada, pruebo de todo, pero nunca fui de elegir los sabores muy fuertes o picantes. Los condimentos que usaba se limitaban a sal, pimienta y pimentón, comino de vez en cuando. Llevo tres meses acá, y esos condimentos ya no me alcanzan, hasta al huevo revuelto le agrego algo de picante.

¿Es picante la comida? Siiii!! Por supuesto que depende qué comida, pero por más que la comida no sea picante igual es muy fuerte en sabores. La cantidad de especias que hay es infinita, La góndola dedicada a ellas en el supermercado ocupa una pared entera (de las cuales solo reconozco cuatro o cinco condimentos). El condimento más utilizado, al menos acá en Maharashtra, es masala. Es una mezcla de especias y se prepara en formas diferentes dependiendo del uso y los gustos personales. No sé qué es exactamente, pero le ponen masala a TODO! El chai (té) viene sabor a masala, los fideos instantáneos vienen sabor a masala, si compras mango, sandía o mandarinas en la calle le agregan masala, hay sandwiches con masala…en fin, todo tiene masala. Si falta algo de sabor, a agregarle masala! Al principio me compré unas sopitas knorr para hacerme cuando esté cansada, con pereza de cocinar, y con ganas de algo neutro… no lo pude tragar, tenía masala!

A cualquier restaurante que vayas, pequeño o grande, vas a ver en el menú una sección de veg y una de non-veg (vegetariano y no vegetariano), salvo que el restaurante se exclusivamente uno u otro. Hasta venir acá asociaba lo vegetariano con lo sano, lo verde y lo light… que equivocada estaba! Cuantas cosas se pueden hacer sin usar carne que son grasosas y pesadas. No existe la ensalada básica de lechuga y tomate, salvo que vayas a algún restaurante de comida extranjera. Se usa mucho arroz, verduras, frituras, ghee (grasa de algún animal..) y harinas ( por lo general no en la forma de pasta). La cocina non-veg incluye huevo, pollo, cordero y en ocaciones búfalo.

¿Qué onda con la vaca? No se matan. La vaca es sagrada ya que de cierta manera representa la tierra. Da mucho a cambio de nada. Con su leche es capaz de alimentar a muchas personas, dándoles vida a lo largo de todas sus vidas, por ende es considerada como una segunda mamá, y quien mataría a una madre para comerla?

Volviendo a los platos, lo que más disfruto comer son los currys (salsas) con roti. Roti es el reemplazo del pan acá (panaderías son escasas y miñones no hay), son unas tortillas como las mexicanas, pero con otra textura, que se come con todo y es riquísimo! Soy fanática y cada vez que como por fuera me aseguro de pedir algo que implique comerlo con roti. Hemos intentado hacer en casa pero no hemos sido muy exitosas con Gaby. La primera vez lo hicimos como panqueques, y pensábamos que aunque no estaba bien estábamos encaminadas, luego nos enteramos que no. Le preguntamos a unas vecinas como tenía que ser la consistencia y aprendimos que es una masa como de pan (de boludas no nos fijamos en youtube, tiene la solución a todo) y nos salieron mejor, pero aún nos faltan algunos útiles.

Comidas de la calle?? No es recomendable pero uno cae en la tentación, y la verdad que no esta mal, pero sí hay que tener cuidado y más o menos fijarse en la limpieza del lugar! Es muy común en el estado de Maharashtra lo que se llama vada pav y samosas. Son una especie de fritura, el tamaño de una bola de pool, con papa y otras cosas más. Se puede comer con pan (el pav) o no, y por supuesto con algunos gravies que le dan un toque picanton. Cuestan diez rupias (un peso y medio más o menos), abundan por todos lados, en cada esquina y hay quienes viven de esto.

Samosa

Vada Pav

 

También en las calles venden lo llamado Pani Puri. Son unas bolitas huecas, que se les hace un hueco de un lado y se le mete una sopa, otras salsas, y que se yo que. Una porción trae cinco o seis de estas, y a mí personal mente no me gustan. Hay que tener cuidado con esto también porque tiene agua y uno no sabe de dónde viene.

Pani Puri

En el sur de India tienen una especialidad llamada Dosa, es una hoja circular grande, como de hojaldre, que se come con dos salsas, una picante y la otra que neutraliza (creo que ya comente sobre esto..no me acuerdo). La dosa más común es la que está rellena con masala. El tamaño normal de una dosa es como un plato típico, pero vienen algunas gigantes también.

Dosa, la que tiene masala viene rellena de un pure de papa condimentado con masala.

Pasemos a las comidas chatarras, hay ochenta mil marcas de papitas, pochoclos, nueces, platanitos salados (soy fanática, los comía en Venezuela y en Argentina no hay, me encantan y pienso sacarle el provecho a la existencia de estas cosas acá) y la mayoría condimentado a no dar más. Tienes que casi que asegurarte de tener algo para tomar posterior a comer esto. Son muy baratos y abundan por todas partes. Por cierto, el embalaje de las cosas acá es distinto. Dado que muchas cosas se comercializan en tiras largas (que se cuelgan en las tienditas) donde los paquetes están adjuntados por arriba y abajo, los paquetes (inclusivo las cosas que no se venden así, como galletas o fideos) están selladas y cortadas en forma de serrucho arriba y abajo. A la hora de abrirlo se te abre y se parte toda la bolsa al medio, pero es difícil abrir estas cosas de la forma convencional…

Pasemos a las bebidas, se toma mucho chai (té). Toma más elaboración que el té convencional con el saquito de te y tiene un sabor intenso. Al principio no me gustaba pero ahora le he adquirido el gusto. Depende de quien lo hace puede ser grasoso y pesado, pero es rico. Se sirve caliente, y sorprendentemente la gente igual lo consume a pesar de que hace más de 35 grados de temperatura (igual que la comida pesada, no se deja de comer por la temperatura). Hace dos semanas ayuné por tres días, y en un momento no daba más, me tomé uno de estos chai después de horas de no consumir nada y me reenergizó bastante. El chai se consigue en cualquier esquina por seis rupias.

Chai

También en la calle puedes encontrar jugos tropicales riquísimos! Hay de naranja, sandía, mango, piña, y un par más. Mi favorito es el de sandía, te lo preparan en el momento, con una sandíra recién partida, y lo único que mezclan en la licuadora es sandía y azucar..es riquísimo, por el precio de 35 rupias.

Lo curioso de estos vendedores callejeros y sus bebidas exóticas es que todo te lo sirven en vasos de vidrio. Es una forma bastante ecológica de hacer negocio. No te queda otra que tomarte cinco a diez minutos para disfrutar de tu consumición hasta terminarla (sucede hasta con las botellas de coca cola y demás). Debido a esto se suele ver mucha gente acumulada alrededor de estos puestitos (la mayoría hombres).

Bebidas saborizadas! Se consumen muy poco y es dificil cambiar los hábitos. Coca Cola tuvo que comprar la marca local Thumbs Up (para mi que tiene masala jajaja es bien dulce y fuerte) para poder ingresar al mercado indio.

En fin, aún me falta probar muchas cosas en cuanto a la comida acá. En cualquier restaurante que voy desconozco la mayoría de las cosas en el menu, pero que me gusta… seguro que si! Es riquísima la comida y me encanta, pero me limito a comer comida local una o dos veces por semana. Las primeras semanas no tuve problemas, pero a las seis/ocho semanas mi estomago empezó a revelarse. Como argentinos por lo general tenemos un estomago débil. No estamos acostumbrados a especies tan fuertes, ni a comida con tanta grasa, así que lo más probable es que eventualmente el cuerpo empieza a rechazar esas cosas, pero no es razón para dejar de probar y disfrutar de las delicias que hay, ricas en aromas, en colores, en sabores y en texturas.

Dentro de todo llevo bien la comida acá. Me estoy volviendo un poco vetegariana, inevitablemente, dado que conseguir carne implica ir más lejos a conseguirla. No está mal pero a veces, como se me antoja un buen churrasco con puré!!!!

Es todo por hoy!

Besooos! 😀

Amor Arreglado

Eres mujer. 28 años. Exitosa. Diosa. Dedicas tu tiempo desarrollando tu carrera profesional, cuidando tu piel, manteniendo tu cuerpo y saliendo con amigas. Y eres soltera. Tus papas te piden nietos y tus amigas, hermanas, primas se están casando o teniendo hijos. Pero en qué tiempo vas a encontrar un marido adecuado?? Sí, el mundo está lleno de hombres maravillosos, pero que el universo conspire para coincidir en el mismo lugar al mismo tiempo con tu alma gemela, cruzar miradas, mandar tal o cual mensaje, ponerte los tacos para salir a tomar algo un día miércoles a pesar de tu día largo… es mucha chance, no? Una serie de decisiones o elecciones que pueden o no llegar a algo que vale la pena.

Ahora imagínate una situación en la que te ahorres el trabajo de tener que buscar y elegir al  hombre perfecto, que ese trabajo lo hagan quienes por lo general mejor te conocen… tus queridos padres! Los papas siempre quieren lo mejor para uno así que van a tomarse el tiempo de encontrar a alguien que valga la pena, que te respete y que tenga algo para aportar en tu vida. Una vez que se ha hecho un match, tienes una hermosa aventura por delante. Es la misma aventura que una relación elegida, tienes que conocer a la otra persona, aprender lo que le gusta y lo que no, aprender a leer sus expresiones, aprender a tocarlo, aprender cuando callar, aprender a compartir, aprender a amar. Es exactamente lo mismo con la diferencia que en un matrimonio arreglado… tiene que funcionar, no queda otra. Ah, y otra cosa! Un matrimonio arreglado no se fundamente ni en romance, ni en pasión, ni una idealización de la otra persona; se fundamente en una amistad más que nada, y no son esas las relaciones que en teoría funcionan a la larga?

Acá en India funcionan en la práctica. Las tres religiones predominantes en el país son el hinduísmo (por cierto, no me acuerdo si ya mencioné esto o no, pero los Hindus son los Indios que siguen está religión. No todos los Indios son Hindus!), islam y cristianismo, e indistintamente de ello, todos tienen matrimonios arreglados. Bueno, no todos. Particularmente en las metrópoli hay mucha influencia occidental, creando tendencias en las cuales la juventud elije a sus parejas. Pero sigue siendo poco común, la gente que no sigue la tradición es minoridad y esto es evidente en algo tan simple como la palabra y la denominación del concepto. Para nosotros hay matrimonios (comunes) y matrimonios arreglados. Acá hay matrimonios (comunes) y matrimonios por amor. Los love marriages suceden más de lo que yo creía en un principio ya que hay padres modernizados que aceptan las uniones por amor.

No es sorprendente encontrar parejas jóvenes que se eligen y viven su romance hasta que alguna mamá decide que es hora de casar a su hijo o hija. Y sin importar el amor que puede haber entre estos dos humanos la relación se cancela y el que ha sido comprometido a otra persona la abandona para complacer a su madre.

Hay algo cultural, algún valor o principio inculcado en casi todos los indios que es más fuerte que todo. Tengo la impresión que independientemente de la casta, edad, y estatus social/económico todos (particularmente los hombres) tienen un amor, adoración y respeto hacia su madre inmensurable. La relación madre hijo es bastante unida universalmente, pero acá es casi obsesiva. Debe tener algo que ver con el hecho que viven toda su vida con ellas. En el momento que se casan la novia se muda a la casa de los padres del novio y conviven por el resto de los siglos. Pero hay algo más profundo que eso; hay millones que no viven con sus padres y aún así tienen una relación intensa con sus mamas.

Desde mí punto de vista es algo extremo. Yo adoro a mi mamá, por supuesto, y valoro su opinión. Pero su opinión no deja de ser meramente una opinión, un consejo, una guía. La tomo en consideración pero al final la decisión es mía. Y me muero si mi mamá me elije un marido!

Volviendo al tema principal de los matrimonios, hay portales/redes sociales online que facilitan el proceso de búsqueda de parejas. Como buena reportera que soy me cree un perfil en Shaadi.com para ver qué información te piden. Tienes la opción de crear un perfil para tí mismo, para un hijo, una hija, un hermano o una hermana. Datos requeridos son la religión (de boluda que soy puse que soy Cristiana, pero asumo que si pones Hindú te piden que especifiques la casta), ciudad donde vives, número de celular, altura y salario anual. También hay datos en cuanto al color de tu piel (en India la piel blanca es adorada), tipo de cuerpo, qué buscas en una pareja y hasta si tienes alguna discapacidad. Ah!! Y te tienen que aprobar la foto de perfil. La mía está pendiente! jaja Una vez que has creado un perfil, es una red social como cualquier otra. Tienes notificaciones, chat, mail, búsqueda, etc. Para cada perfil que te aparece puedes hacer click en “I’m Interested,” “Maybe,” y “No.” La gente se lo toma en serio y es bastante transparente ya que, después de todo, están buscando a su compañera/o de vida! A partir de la red social puedes cuadrar para ir en citas con los que te interesan. Y después es muy variable…Hay quienes salen tres veces y deciden que es hora de casarse y quienes tienen un noviazgo por años antes de ir al altar (reitero, los padres tienen que estar de acuerdo).

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Mi foto de perfil en Shaadi.com jeje Divina, no?

Quien paga la boda? La familia de la mujer. Hay muchos casos  en los que aparte de eso la familia de la novia le debe hacer una ofrenda a la familia del novio, puede ser dinero, joyas, bienes, etc (de hecho, esta es una razón por la cual hay trata de blanca en algunas zonas del norte. Como una hija mujer termina siendo a la larga un gasto, no las tienen, hay escasez de mujeres, y por ende un mercado para la prostitución y el tráfico de humanos). No tiene sentido en mi cabeza, ademas de dejar que la hija se vaya a vivir con una familia extraña, la familia tiene que pagar? Donde está el negocio en eso?

Estar casado es lo que se hace. El matrimonio es uno de los temas más hablados y llegada a cierta edad empieza a ser preocupante. En las partes rurales hay quienes casan a sus hijos antes de que cumplan dieciocho años. La mujer se casa en promedio antes de los 25; una muchacha de 27 años que esté soltera es muy poco común; es más, hasta casi que no es un buen partido y es más difícil conseguir un buen candidato.

En cuanto a las castas, importan? SI y bastante. Creo que si hay algo en lo que las castas pesa mucho es a la hora de casarse. He oído de una historia de una pareja donde la chica es de una casta más alta y la relación es más llanto y preocupación que otra cosa. Están muy enamorados pero sus familias, ninguna de las dos, aceptaría su unión. Tienen que esconderse y deben elegir la relación entre ellos o la relación con sus familias.

Hay muchas historias, todas distintas y por lo general complejas. Conozco una pareja de indios cuyo matrimonio, hace un par de años, fue arreglado. Los ves y son hermosos, se respetan y se quieren. Por más de que no se eligieron el primer día, hoy por hoy se eligen todos los días y desde afuera parecen estar felices.

Gaby tuvo una conversación con una compañera de trabajo sobre el tema y la chica no podía creer que para nosotros no existe el concepto de matrimonio arreglado. Según Gaby, su primer pregunta fue: “Y que pasa si no consiguen con quien casarse?” Seguimos participando, eso hacemos.

En el oeste, el termino matrimonio arreglado suena tan ajeno y tan pesimista, pero no es tan grave. Por alguna razón los matrimonios arreglados funcionan (la tasa de divorcios en India es muy baja, algo como 1,01%). Tal vez sea posible que cualquiera se pueda enamorar de cualquiera bajo ciertas circunstancias, siempre y cuando no haya maltrato y demás. Creo que lo comprendo, mas o menos, pero aún así prefiero el camino largo y arduo de buscar a alguien por mi cuenta; correré el riesgo de morir a los 85 años con la compañía de 27 gatos. jaja

Es todo por hoy!

Besotes! 😀

 

 

Don’t Worry, Be Hampi!!

Al fin logro escribir este post!!

Poco glamoroso pero mi viaje a Hampi comenzó haciendo pis al costado de la autopista en Vashi. Tomó más tiempo de lo esperado encontrar la parada del bus en medio de la carretera. Por suerte existe google maps, “share your location” y gps, que al final ayudan más que preguntarle a quienes te dan indicaciones en otro idioma (todos muy amables, solo que no los entendía… oops). Al no haber una parada propiamente dicho no quedó otra que usar los arbustos de por ahí, y admito que prefiero mucho más los arbustos que los baños públicos, son más higiénicos, no huelen mal, y hasta la vista es un poco más agradable.

Viajamos catorce horas en un bus semi cama y llegamos a Hospet (a 40 km de Hampi) a las diez de la mañana. Arreglamos con unos Rickshaws que por 200 rupias cada rick nos llevaron hasta nuestro destino; el mismo evidente por las formaciones de piedras enormes que bordeaban el camino.

Hampi es un pueblo turístico, una ciudad antigua donde las atracciones son templos y ruinas. No hay mucho por hacer y llega un momento donde todos los templos son muy parecidos, pilares hechos de piedra, cimientos hechos de piedra, techos hechos de piedra, paredes hechos de piedra… en fin, todo hecho de piedra. Hay un canal de agua, de un lado están todos los sitios turísticos espaciados entre sí y un pequeño pueblito; del otro están los hosteles a lo largo de una calle “principal.” Esta calle tendrá unos trescientos metros de largo y se ve una notable cantidad de gente extranjera de ese lado.

El rick nos dejó del lado de los templos y cruzamos el río en lancha. Ir a pie es una opción pero el agua está estancada y no se ve muy limpia que digamos (aunque hay gente que se baña y lava la ropa al costado de las gradas). El trayecto en bote no dura más de cinco minutos, es más lo que dura el proceso de carga y descarga que el viaje en sí, aunque de todos modos es bonito y se disfruta igual.

Encontramos la calle principal y caminamos hasta nuestro hospedaje, Shanti House. Las cabañas son pequeñas, dos camas chicas formando una matrimonial, con una red anti mosquitos que la cubre, sabanas tal vez no tan limpias pero eso lo obviamos, un baño también no tan limpio, y una hamaca en el patiecito, lugar ideal para disfrutar un par de cervezas. Llegamos a darnos una ducha para sacar la mugre de más de 24 horas y a buscar comida! Pero antes, alquilemos unas motos!

Al igual que en Goa éramos un grupo grande de once personas, pero en esta ocasión el grupo se dividió en dos (gracias a factores externos), seis por un lado (cinco de la casa de Navi más un amigo) y cinco por el otro. Los seis que llegamos primero alquilamos tres motos y fuimos a almorzar al restaurante de otro hostel. Ever Green Café es una terraza en el primer piso. Subes por unas escaleras angostas, dejas tus ojotas, sandalias, zapatillas, lo que fuere en el costado y pasas a ubicarte en alguna de las colchonetas tiradas alrededor de las mesas. Las mesas son bajitas, la música es variada y la comida bastante rica! Comer con las manos…ufff!! Es lo más! Claro que te ensucias las manos y demás pero es hasta divertido. ¿A quien no le gusta comer pollo con la mano? Menú principal: Unas salsas con rotti (es el pan de acá, especies de tortillas, muy rico y según un video en youtube, muy sano, pero no se qué tan verídico sea eso, es harina pura jaja) Postre: Bolas de chocolate servidas por Nutella, nuestro mesero…te imaginas llamarte Nutella? Jaja

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Después de almorzar fuimos a recorrer en las motos con la única misión de llegar a una tal Matinga Hill, o algo así, para presenciar el atardecer. Primero paseamos por nuestro lado del río, sacándonos fotos y tomándonos todo con mucha calma. No sé si diría que el lugar es paradisíaco, pero sí es hermoso, un paisaje bastante variado. Es muy seco, como ya dije hay rocas y piedras de tamaños gigantes apiladas por todos lados, hay colinitas y de vez en cuando vegetación bien verde, ya sean las palmeras o las plantaciones de arroz o de banano (seguramente había algo más pero no sé qué…).

Llegamos a la conclusión que las motos en este tipo de viaje son geniales. Te dan la flexibilidad de hacer lo que quieras, pasar más tiempo acá o allá, recorrer las piedras gigantenormes por donde se te antoje, y por supuesto manejas al aire libre, donde el aire es fresco! Martin y yo nos turnábamos con la moto chota que no tiene cambios, y varias veces nos obligó a empujarla cuesta arriba en algunas pendientes! Debe ser mucha rotti…

Finalmente encontramos uno de los dos puntos donde se puede cruzar el río con las motos. Mientras las muchachas disfrutábamos del bello paisaje y nos trepábamos a las piedras los chicos estaban sudando la gota gorda tratando de ubicar las motos en la mini lanchita. El proceso es a lo bruto pero da resultados. En algunos casos ponen una rampa para subir la moto al bote, pero muchas veces no hay nada por el estilo y es a lo macho. Dos o tres pibes levantando la moto y maniobrando para que entren la más cantidad posible; creo que en uno de estos viajecitos entraron como seis o siete motos.

Una vez del otro lado fuimos al Vittala Temple. Tuvimos que dejar las motos en un estacionamiento y tomarnos un carro que nos acerque al templo, un viaje medio al pedo porque fácilmente puede ser caminado pero bueno, así son las cosas. El carro que salió antes que nosotros estaba lleno de mujeres, vestidas con sus coloridos sarees, que no disimulaban al mirarnos intensamente. Con lo divina que soy las saludé y les tomé una foto! Jaja

A esta altura del viaje empecé a adoptar una actitud de “aquí vengo yo, saludo a todos y todos me saludan porque soy importante y bella.” Bueno, en realidad no es tan así, pero estando en un pueblo tan chico, con tanta gente observándote, te dan ganas de saludar a todos.

En fin, pequeña observación…íbamos en la parte de atrás de uno de estos carros cuando pasó otro en sentido contrario, saludamos a los indios que iban atrás y re buena onda nos saludaron de vuelta. Minutos más tarde pasó otro carro con unas extranjeras en el asiento de atrás, nuevamente saludamos, nos ignoraron completamente…que antipáticas! Entiendo que es medio ridículo, pero estas de vacaciones, de paseo, chillax! Según yo un tema y el saludo no se le niega a nadie, pero supongo que no aplica siempre.

Llegamos al templo y al igual que en Elephanta Caves nos cobraron 250 a los extranjeros mientras que el boleto para un local es de 10 rupias. Tough luck! Una vez adentro un chico empezó a hablar de la historia y demás, cuando nos enteramos que no estaba incluido en las 250 rupias le cortamos el mambo. Somos pésimos turistas y lo admitimos, solo queremos la foto linda junto a la carroza tallada en piedra.

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Pero sí hice mi tarea y puedo contarles algunas cositas. Este campus es en honor a una de las formas de Vishnu, uno de los tres dioses más importantes de mitología Hindú; es un patio enorme hecho de piedra, con varios templos, pasillos, lugares para meditar, etc esparcidos de una manera bastante simétrica. Una de las cosas que caracteriza a la mayoría de las estructuras que vimos es que todas están formadas por muchos pilares de piedras, algunos tallados en forma de elefantes, dioses, soldados, etc. Hay diseños muy complicados y meticulosos… que esta gente tenía una habilidad  ingeniosa para hacer cosas con piedra es indudable.

Terminamos de recorrer el predio, volvimos a nuestras motos y para descansar de tanto sol nos tomamos unos cocos. A mí particularmente no me encanta pero al resto sí, al día siguiente volvimos al estacionamiento solo por los cocos!

Se estaba haciendo tarde así que partimos en búsqueda de nuestro atardecer. Tomó tiempo y muchas preguntas pero finalmente llegamos a Hemakuta Hill (nada que ver con el nombre que le dimos jaja). “Escalamos” las piedrotas y hasta que no llegamos no nos dimos cuenta de la hermosa vista que nos esperaba; una mezcla de sequía y verde, ruinas y palmeras. Cada uno recorrió el lugar a su gusto, deambulando por donde más le interesaba. Personalmente sentí mucha paz ahí arriba. En un momento nos reencontramos con los muchachos, nos tiramos sobre unas rocas, y solo éramos. Fue uno de esos momentos en los que te das el lujo de pensar en nada, de acostarte y amoldar el cuerpo a la superficie dura y rugosa, cerrar los ojos, sentir la brisa, el calor de los últimos rayos del sol, disfrutar del silencio y solo ser…

Minutos antes de que baje el sol por completo nos reubicamos al borde de las piedras que daban hacia el atardecer. Había muchos monos por todos lados, su habilidad para moverse en ese terreno es increíble. En cuanto atardeceres, si bien me encantan en la playa, donde el reflejo en el mar le da un toque romanticón, ver el sol perderse de vista en el horizonte tiene su encanto sea donde sea.

Continuando con el relato, partimos de la colina hacia el punto donde podíamos cruzar el arroyo con las motos. Esta parte fue increíblemente divertida! Lo que me reí en la media hora que nos tomó cruzar no tiene nombre. Resulta que como ya era tarde no había más lanchas; el medio de transporte consistía en  una especie de canasta  gigante, de dos metros de diámetro. Viajaron primero dos chicos y sus motos y en el segundo viaje fuimos los cuatro que quedábamos y la última moto.  Tomó varios minutos porque avanzábamos medio metro y la canasta empezaba a girar sobre su propio eje sin moverse hacia adelante. Pero nos entretuvimos con los chistes boludos del chico que remaba… eran tan tontos que daban gracia, pero más que lo que decía era como. Imagínense un acento bien indio, un tono agudo y una expresión ridícula.

  • “Don’t put your hands on the sides, crocodiles will attack.” Que si poníamos las manos en el costado de la canasta nos podían atacar cocodrilos…mentiras claramente.
  • “Don’t worry, be hampi!” Insipiración para el título de este post
  • “Why be in a hurry, eat chicken curry!”
  • “A girl asks me about my knife…my knife, my wife, my life, no trust” Algo así, este no se entendía mucho y cuando le dijimos, su aclaración fue repetir lo mismo, un poco más fuerte
  • Al día siguiente nos encontramos un chico que vendía coco y su discurso de venta era “lady, have some coco, full power, 24 hour, no shower” wtf??? Pareciera que Hampi tiene un club para hacer rimas sin sentido que entretengan a los turistas pelotudos que se ríen por cualquier cosa..

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Volvimos a nuestra casita, nos relajamos un rato, un par de cervecitas y fuimos a comer de vuelta en el lugar del medio día. Ahí nos encontramos y vimos por primera vez en el viaje a los otros cinco que en teoría habían ido con nosotros jaja. El lugar estaba hasta las manos, lleno de extranjeros. La mayoría bien hippie, viajando solos o no por India, tomándose todo con mucha calma. Ahí tuvimos unos percances con el servicio del lugar. No había cerveza fría, no había ron frio, no había coca fría, no había la mitad de las cosas en el menú, y cuando finalmente encontrabas algo que si tenían, tardaba mil años en llegar. Algunos se pusieron un poco molestos y demás, pero eventualmente me trajeron mi comida y me encantó! No me hago mucho problema por esas cosas, y puedo tener mucho hambre pero una hora más, una hora menos en buena compañía, no me hace la diferencia. Los muchachos que atienden en este restaurante, incluido Nutella, son tan coquetos! No pierden oportunidad de piropear a toda chica que ven. Jaja

Luego volvimos al hotel y nos quedamos en uno de los patiecitos, haciendo previa, tomando cervezas (la local se llama King Fisher…es rica pero te da terrible dolor de cabeza al día después) y escuchando un poco de música. No sé hasta qué hora siguió la joda, pero a eso de las doce/una me fui a dormir.

Dormimos tres chicas en una cama matrimonial, así que no fue la noche más cómoda que digamos. Cuando me acosté estaba cansadísima, no me percate del calor, los mosquitos, las sabanas no tan limpias, nada…en el momento que asenté la cabeza en la almohada me dormí. A las cuatro de la mañana, me desperté de golpe, como asfixiada, toda transpirada y completamente desorbitada. No entendía nada! Estaba completamente oscuro, de un lado había una red de mosquitos y del otro alguien me roncaba en el oído! Mi pensamiento era WTF??? Donde estoy?? Me tomó unos segundos darme cuenta que estaba en una de las cabañas de Hampi, y luego de saber que estaba bien, me agarró una desesperación por el calor que hacía! Era terrible…Parecía un horno y literalmente me faltaba el aire. Prendí el ventilador (que no sé por qué estaba apagado) pero no ayudó mucho. Según yo no pegué un ojo hasta las siete y media, nuestro horario de encuentro. Consideré dormir en la hamaca, pero desconfiaba un poco.

Desayunamos y salimos a pasear. Nuevamente cruzamos al otro lado del río y vimos un templo subterráneo de Siva, el Monkey Temple, y unas ruinas que no sabemos que eran, lo único distinguible era la mezquita. El templo de monos es el que aparece en la mayoría de fotos cuando googleas Hampi. Dentro de este templo hay una elefanta llamada Laxmi; es sagrada y todos los días hacen un ritual. Hay un punto a partir del cual hay que pagar para usar la cámara de fotos, y es donde puedes recibir la bendición de Laxmi. Le ofreces dinero en forma de monedas o billetes, lo recibe en su trompa, se lo da a su cuidador, y luego te pone la trompa en la cabeza, bendiciéndote. Intenté averiguar más sobre la elefanta con la gente de ahí, pero no son muy comunicativos que digamos.

Posterior a esto fuimos a ver los otros dos sitios que ya mencioné y ese fue el fin de nuestro paseo. Era como la una de la tarde, estábamos cansados, hacía mucho calor, y ya todo era más o menos lo mismo.  Volvimos al lugar de los cocos y nos mimamos con cocos y sandía! Que ricooo! El resto del día fue relax total. En el hotel nos apropiamos de la salita de estar en el patio trasero, almorzamos, dormitamos un poco, charlamos de nuestros futuros y planes con una pareja yankee que nos encontramos ahí, y dejamos que pase el tiempo. A diferencia de Goa, esta vez nos empezamos a bañar y preparar con anticipación, a las cinco estábamos todos listos para volver a Hospet y tomar nuestro bus de regreso. Lo único que si nos demoró fue la cuenta! Por alguna razón, no nos querían cobrar la comida y las cosas que consumimos sino hasta el final. Tener que hacer las cuentas para 11 personas y 8000 rupias es un dolor de cabeza pero finalmente pagamos y nos fuimos.

Durante el fin de semana nos encontramos con uno de los chicos de que conocimos en Bollywood, conocimos a una chica de Egipto que hace tres meses que está viajando por el sur de India en busca de técnicas de yoga, acupuntura y demás, conocimos a unos médicos de Estados Unidos que están haciendo una especie de pasantía por un mes en hospitales acá en India, hablamos con unas españolas que también llevan viajando por el sur de India sin planes, y un holandés que vino un par de semanas a India a visitar a su familia que vive acá (era un bombón por cierto…muy guapetón) y creo que eso fue todo en cuanto a gente. Es increíble la cantidad de historias que hay dando vuelta por el mundo, una más interesante que otra.

En fin, llegamos a Belapur como a las siete y media de la mañana, justo para bañarnos y arreglarnos para ir al trabajo. El viaje me desorbitó los horarios por el resto de la semana!! Se me pasó volando y al mismo tiempo no me alcanzó para nada! No cociné, no fui al mercado, no lavé ropa, no escribí mi post, no leí casi nada! Jaja Cosas que pasan.

¿Recomendaría Hampi? SI! A mí me encantó. Un fin de semana es más que suficiente y el pueblo es lindo, la gente es super amable, es tranquilo, y es barato jaja

Les dejo historias de algunas personas que me encontré en el camino.

Adoré a este pequeñin! En la colina del atardecer había muchos niños vendiendo mapas y postales de Hampi. Esta preciosura me quería vender algo, pero finalmente dejó de intentar y me arrebató la cámara de las manos para sacarme una foto. Luego vio un monito y desesperadamente quería sacarle una foto. Una amor, me dio la mano cuando se fue!

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Resulta que los turistas indios son muy curiosos por los extranjeros, te sacan fotos indiscretamente y a veces te piden sacarte fotos con ellos. En el templo donde esta laxmi una nena nos pidió a todos sacarnos fotos con ella. Ya había notado que nos miraba mucho y finalmente se animó a pedirnos.

 

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Estas señoras me llamaron tanto la atención. Les saqué una foto y su expresión al verse en la pequeña pantalla es invaluable. Da la sensación que no se han visto en imágenes digitales, sonríen contentas y hasta con un poco de vergüenza. Quería sacarles una foto donde estén más juntas una de la otra, pero ellas interpretaron que se suelten el pelo…

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Me subí a una piedra cuando veo a este grupo como de diez pibes sacándome fotos con sus cámaras y celulares. A unos minutos de eso nos pidieron fotos con ellos.

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En el pueblo, entramos en una callesita a dar la vuelta cuando un grupo como de diez niños empiezan a seguir nuestras motos. Incluso trataban de tocar a una de las chicas jaja

Este niño me pidió una lapicera y lamentablemente no tenía, pero me llamó la atención que pida eso. Así que intenté hablarle, cosas básicas como el nombre y la edad. Luego me sorprendió nuevamente al pedir un libro, a lo que le di unos folletos que tenía en el bolso. Me agradeció, se fue y a los dos minutos volvió con cinco niños más, todos pidiendo algo.

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Es todo por hoy!

Besos 😀